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                        LAS ERAS GEOLOGICAS DE LA TIERRA

 EL  ORIGEN DE LA HUMANIDAD Y PROCESO DE HOMINIZACION - HOMINIDOS

lunes, 3 de enero de 2011

El paleolítico Superior en el Norte de Africa

Mientras en Europa, durante la últirna glaciación, se desarrolla el Paleolítico superior, representado por las culturas Auriñaciense, Solutrense y Magdaleniense, que degenera en las industrias microlíticas Azilio-tardenoisienses, en el norte de África ha desarrollado su ciclo evolutivo la cultura capsiense. Recibe su nombre de la estación de Gafsa, al sur de Túnez. Desde 1908, en que se descubrió el primer yacimiento hasta hoy, su valoración ha sufrido muchas y diversas apreciaciones, no estando aún totalmente resuelto ni su origen ni sus relaciones y sincronismos con las culturas europeas ya citadas.
El primer prehistoriador que le dió este nombre, luego aceptado por todos los arqueólogos franceses, fué Morgan.1
Es seguro que para el norte de África la cultura capsiense representa la llegada de una nueva población y ciclo industrial semejante al Auriñaciense europeo, con hojas de dorso rebajado idénticas al tipo de Chatelperron, hojas con escotaduras profundas, raspadores redondos, carencia absoluta de buriles de tipo europeo y, junto a estos útiles, aparecen unas series de pequeños sílex que representan una industria de ensamblaje de piezas pequenas que se montaban sobre armaduras preparadas para este fin. También hay que añadir algo de industria sencilla de hueso y marfil, con cuyo material se han fabricado algunas puntas o cinceles. Por su pequeño tamaño las citadas piezas de sílex se llaman microlitos, y su presencia es frecuente desde los niveles más antiguos de la industria lítíca capsiense, caracterizados por el predominio,de las grandes hojas de dorso rebajado, los buriles de ángulo, las gruesas raederas asociadas a hojas de dorso retocado, etc., hasta la industria microlítica representada por triángulos escalenos, medias lunas y alguna vez trapecios y microburiles.
La mayoría de los yacimientos capsienses aparecen formando grandes basureros o concheros, que se aprecian en la superficie del terreno por constituir montículos pequeños de unos 3 m. de altura por 10 a 15 m. de diámetro, Son el amontonamiento de las cenizas mezcladas a los detritus de la cocina y de los útiles abandonados.
La fauna que ofrecen estos yacimientos consiste en restos de elefante, de cebras, de avestruz, de toros salvajes, gacelas, liebres, antílopes y, en la parte inferior, una gran abundancia de hélix.
A veces se han hallado verdaderos hogares formados por piedras grandes aproximadas, como si se tratara de pequeños dólmenes.
También se han encontrado entre estos montículos formados por detritus algunas sepulturas, que nos ayudan a saber las características raciales de aquellos pueblos. Estos concheros o basureros se completan con algunos hallazgos situados en abrigos rocosos o cuevas, v todos ellos han sido estudiados y clasificados por una serie de investigadores, principalmente franceses, como Reygasse, Gobert, Debruge, Pallary y, últimamente, Vaufrey. Este último, al ampliarse nuestros conocimientos ha revisado la tesis clásica según la cual el Capsiense, caracterizado por la industria microlítica, había ocupado todo el norte de África, e incluso casi toda España, mientras se desarrollaba el Auriñaciense, Solutrense y Magadaleniense en Europa hasta la zona cantábrica y catalana del norte de España. 2
Esta hipótesis clásica, elaborada tras los descubrimientos citados de Morgan, la fueron manteniendo todos los prehistoriadores en general, para los cuales la semejanza, entre el Auriñaciense y el Capsiense eran la base de toda conclusión .3 En este sentido, con su gran autoridad, H. Breuil ha sostenido con insistencia el parentesco de las industrias del Paleolítico superior norteafricano y esteafricano con el Auriñaciense europeo, y ha reforzado esta aseveración, admitiendo también en alguna ocasión que el Auriñaciense había venido de allí a Europa, a través de España. Recientemente este sabio prehistoriador ha corregido esta posición, y suyas son las frases siguientes : «Aunque continúo creyendo, que elementos humanos se infiltraron en las dos direcciones desde aquella época, por Gibraltar, me parece que las probabilidades de un origen oriental del Auriñaciense, son cada día más fuertes; los elementos africanos de esta cultura pueden ser una rama meridional del mismo movimiento, hacia el sur y hacia el oeste, paralelo al Auriñaciense europeo, influyendo al final del mismo, a través del Estrecho, sobre el Paleolítico de Iberia, pero sin que se pueda hablar de una influencia en sentido inverso apreciable. 4
Tales tesis han sido muy profundamente criticadas en los últimos años, sobre todo tras las publicaciones de R. Vaufrey. Según el citado arqueólogo, parece que todo el norte de África fué invadido por una población -venida con seguridad del Oriente y que en dirección oeste y sur se desparrama desde el istmo de Suez.
Todo el ciclo de industrias capsienses del África del Norte se divide para Vaufrey en tres etapas : el Capsiense típico; el Capsiense superior, con una variedad lateral, el Oraniense o Iberomauritano, que se extiende por el litoral desde el golfo de Gabes en Túnez a la Bahía del Galgo, y el Neolítico de tradición capsiense, que estudiaremos en el capítulo siguiente. La línea general de evolución de todo este mundo

industrial la caracteriza una continua disminución de los útiles de sílex que dan paso a un desarrollo cada vez mayor de las piezas fabricadas para ensamblaje de tamaño microlítico, industria que Leakey supuso habría nacido en el África oriental, pero cuyo origen en las facies más antiguas de los yacimientos egipcios parece indicar su cuna en las regiones situadas hacia el noroeste africano. En los niveles Iy II de Kom Ombo, E. Vignard halló ya, entre objetos de técnica musteriense, lascas de retoque tosco que tienden a la forma de los trapecios, a las puntitas de dorso rebajado y a los microburiles.5 De esta industria existen varios yacimientos en Egipto que dan personalidad a una cultura denominada Sebiliense; pero la cronología de esta industria, como la del Capsiense típico, va unida al problema de la perduración del Musteriense en África.
La estratigrafía de las culturas capsienses. - Estas cuestiones cronológicas y del origen de esta cultura sólo yacimientos con buena estratigrafía habrán de decidirlas. Hasta hoy únicamente tenemos algunos cortes estratigráficos aun insuficientes, pero que se complementan entre sí, y que han servido a Vaufrey 6 para cimentar su tesis revolucionaria sobre la duración y expansión del Capsiense. El principal de estos
fig.13

cortes es el de Aín Metherchen, en Túnez, en el cual sobre un antiguo nivel Musteriense apa recen claros estratos capsienses (fig. 13). Esta estación proporcionó una característica industria de Capsiense típico (fig. 14), etapa que ya fué diferenciada por Reygasse, el cual la denominó Capsiense antiguo, y Debruge la llamó simplemente Auriñaciense, pues su tipología se parece extraordinariamente al Auriñaciense inferior europeo. Aparecen en este período numerosas hojas de dorso rebajado, a veces de un decímetro de longitud; buriles laterales sobre hojas grandes, hojas con su corte retocado, finos raspadores y algunos raros mierolitos.
fig.14

Éstos consisten en pequeñas puntas de dorso rebajado, siendo más raros los triángulos escalenos, trapecios y lasmedias lunas y otras formas varias, así como algunos microburiles hasta de 4 cm. (fig., 15). También aparecen punzones de hueso junto con algo de industria de huevos de avestruz. Los yacimientos típicos de este período inicial o del Capsiense típico son los de Mechta-el-Arbi y Redeyef. Otra estación importante es la que proporciona el abrigo, bajo roca de Relilai, en Argelia, donde Vaufrev halló un extenso nivel de Capsiense típico, sobre el cual se situaba claramente otra capa del Capsiense superior (figura 16), con sus numerosos microlitos, sobre todo triangulares, y demás tipos citados (fig. 17).

Así la estratigrafía de este yacimiento se completa con la citada de Aín Metherchen, pudiéndose situar a base de ambos primero el Musteriense africano, luego el Capsiense típico y, sobre él, la etapa del Capsiense superior.
fig.15

Según Vaufrey, tras el Ateriense, que ocupó todo el norte de África, aparecen las industrias capsienses, que poco a poco se fueron extendiendo por toda la actual África blanca. Con gran insistencia este eminente prehistoriador hace constar que debajo de los niveles, tanto del Capsiense típico como del iberomauritánico Capsiense superior, como del Neolítico de tradición capsiense, aparece frecuentemente un estrato formado
fig.16

por arcillas, en las cuales la única industria que suele recogerse es el Ateriense o el Musteriense. Las cuevas de los Osos y del Muflón en Constantina y la del Polígono y de los Trogloditas cerca de Orán, no ofrecen más que industrias relacionadas con el Ateriense en su base inferior. Las cuevas de La Muillah (Marnia) y de Kifan bel Gomari (Taza) son otra, prueba que se repite aun más claramente en la cueva de El Khenzira (Mazagán), de la cual hablaremos más adelante, y en el substrato del yacimiento iberomauritánico al aire libre de El Hank (Casablanca).7

Sólo la cueva de Abd el Kader (Saida) es una excepción, pues encima de una tierra negruzca, con una industria de hojas muy rara que sirve de fondo a este yacimiento, se encuentra una tierra roja con una industria de discos y de puntas triangulares de base afinada de sílex de calcedonia un tanto extrañas a la clasificación general que se puede deducir del estudio de las demás estaciones.
Otro yacimiento que nos ha mostrado datos estratigráficos que corroboran la tesis de Vaufrey y de Gobert es el Abrigo Clariond, en Mularés, excavado por E. y.L. Passemard,8 y que ha proporcionado la siguiente estratigrafía (fig. 18) : primero, un Capsiense antiguo sin microlitos típicos, sin ningún microburil, sobre el que se sitúa una industria relacionada con la anterior y que corresponde exactamente al Capsiense
fig.17

típico de Vaufrey; todavía hay dos niveles más donde se ve la evolución de esta cultura, en la cual predominan más y más los microlitos, apareciendo los trapecios y medias unas evolucionadas en el corte superior. Passemard insiste en la modernidad de todo el mundo industrial Capsiense que, si cae en el Paleolítico, ha de ser colocado muy al final, y de ninguna manera puede admitirse, según él, un sincronismo con el Auriñaciense europeo. Se ve, pues, claramente, como tras el Capsiense típico se desarrolla una segunda etapa del Capsiense, a la cual Gobert ha llamado Intergetuloneolítico, y ahora intenta denominar Intercapsoneolítico, equivalente a lo que Vaufrey denomina Capsiense superior, y que se caracteriza por los tipos siguientes raspadores anchos y cortos, que, como en el período Anterior, siguen siendo frecuentes; sin embargo, las grandes hojas de dorso rebajado y los buriles laterales han desaparecido casi por completo, y los escalenos agudos predominan junto con hojitas de corte oblicuo, a veces algo pedunculadas. Son muy frecuentes las hojitas de muescas bilaterales, las hojas dentadas o "sierras" y también son numerosos los microburiles; sin embargo, aun son raros los verdaderos microlitos geométricos, triángulos aquiláteros y trapecios. El hallazgo de primitivas muelas en algunos yacimientos de esta época, al igual que en el Capsiense de Kharga, al oeste de Egipto, excavado por Thompson, nos aseguran que estas gentes practicaron, si no la agricultura, sí, al menos, la recolección. También es mucho más abundante que en el período anterior la industria del hueso con punzones, azagayas, puntas y alisadores, y aumentan los hallazgos de huevos de avestruz grabados. Los hallazgos típicos de este período son los de Lala, cerca de Gafsa, y Rass Mdella, cerca de Redeyef. Dentro de este conjunto se puede distinguir una facies especial hacia Argelia, por la región de Constantina, dé la cual es un yacimiento típico el de Aín Rhilane, con un utillaje de sílex semejante al citado, pero con una serie de microlitos a base de triángulos rectángulos y. trapecios, en tanto que disminuyen los escalenos.9

Los yacimientos del Capsiense abundan en todo el norte de África y Egipto donde ya hemos dicho que Vignard les ha dado el nombre de Sebiliense. No pudiendo citar todos los más importantes, sólo mencionaremos, además de los indicados, algunos otros yacimientos con estratigrafía, aunque la mayoría aparecen al aire libre sin capas que nos ilustren sobre su evolución. Uno de las más completos es el de Redeyef, excavado por Gobert y Morgan.10 Ofreció tres cortes que estos autores describen así :
Corte inferior (Capsiense medio), la industria del. cual se componía de grandes hojas con el dorso rebajado, hojas con muescas, raspadores toscos, buriles en ángulo, hojas pequeñas con el dorso rebajado, otras con filo, trapecios, punzones de hueso, algunas veces con adornos de incisión, huevos de avestruz ricamente adornados con motivos geométricos y perlas de huevos de avestruz. Con este nivel se relaciona, no sin
fig.18

discusión, una sepultura localizada en una especie de fosa, entre la pared del fondo y un gran bloque de piedra. Se encontraron en ella ocho esqueletos de niños en posiciones muy diversas; dos estaban ocultos bajo piedras planas; dos maxilares inferiores que pertenecen a adultos. El índice cefálico de los cráneos oscilan entre 75 (dolicocéfalo débil) Y 78'8 (subraquicéfalo). También diversos huesos largos de adulto permiten fijar la estatura entre 1'54 m. y 1'58. El tipo presenta caracteres negroides (prognatismo más o menos acentuado, dientes con implantación muy oblicua, muy gastados); el mentón, poco marcado; el rostro, platirrino; la abertura nasal, ancha y triangular. Este esqueleto de Redeyef, así como otro semejante de Tebesa, descrito por Bertholon y Chantre, son de un tipo negroide mesaticéfalo muy semejante al tipo nubio actual, y Vaufrey ha insistido en que seguramente se trata de un enterramiento posterior, de la época del Bronce o del Hierro, caso frecuente, pues muchas veces los basureros prehistóricos muestran este fenómeno dé enterramientos; muchos incluso son de época islámica, que nada tienen que ver con los yacimientos, arqueológicos, los cuales han servido sólo para cavar una tumba, cosa no siempre percibida por los excavadores.
Corte medio (Capsiense superior). Hojas con muescas múltiples, hojitas con el dorso rebajado, hojas con filo, trapecios, raspadores pequeños, buriles muy raros; huevos de avestruz, punzones de hueso adornados con trazos en serie.
Corte superior (Neolítico). Puntas de flecha diversas, pequeños tranchets, hachas pulimentadas, cerámica, punzones con muescas en serie y huevos de avestruz decorados con grabados de figuras.

El área de expansión de la cultura Capsiense. - Respecto a la expansión de estas facies o períodos del Capsiense, las conclusiones de Vaufrey y sus seguidores Gobert y Passemard, entre otros, son terminantes y revolucionarias. En primer lugar el capsiense típico sólo aparece en la región del sur de Túnez y Argelia, hacia el departamento de Constantina, no alcanzando por ninguna parte el mar. El Capsiense superior nos ofrece una mayor área de expansión, pues además de aparecer en la región donde se nos ofrece el Capsiense típico, alcanza también las zonas de más al norte y oeste, pero sin repasar la región de las altas mesetas de Túnez y Argelia. Se observa, además, que en relación con la rareza de las materias primas de sílex, los yacimientos del Capsiense superior se van empobreciendo a medida que se sitúan más al norte y más al oeste.

fig.19

La pobreza máxima se puede ver en los yacimientos de la parte sur del Atlas, como en los concheros de Mechta-el-Arbi, donde esta industria se halla con los restos humanos de la raza de este nombre, de la que trataremos a continuación. Allí, ya en el Capsiense superior, la industria no difiere apenas de la iberomauritánica u oraniense, cultura del ciclo industrial capsiense que ocupa la zona del litoral (fig. 19).
Esta industria se extiende desde el golfo de Gabes (Río Akarit) hasta Cabo Blanco (El Khenzira), 20 Km. al sudoeste de Mazagán (Marruecos), y está caracterizada por su pobreza y por la falta absoluta de utillaje de hojas de dorso rebajado, grandes y medianas, y una mayor rareza de los microlitos geométricos (fig. 20). Parece ser el mundo industrial más pobre de todo el cielo capsiense norteafricano. Ello es debido seguramente a su aislamiento de los centros industriales del este y sur, a causa de, .las grandes selvas del Atlas, donde, además de las dificultades del bosque, abundarían las fieras, como el león y la pantera.
En toda esta región del Atlas, y también hacia el sur de las, mesetas del, Oranesado y Argelia, no aparecen hasta la fecha ni el Capsiense ni su facies lateral del Iberomauritánico u oraniense. Solamente más tarde el Neolítico de tradición capsiense ha penetrado en toda esta región, creando una extensísima zona desde Túnez a la Mauritania propagándose no sólo por las mesetas del Atlas y Antíatlas, sino también por todo el Sáhara hasta el Senegal y hasta por el Congo.

El Iberomauritánico fué caracterizado por Pallary, por sus percutores, núcleos, hojas sencillas de bordes retocados, hojas de muescas, gran número de hojitas microlíticas de dorso rebajado y punta muy aguda, raspadores circulares, discos, material para moler el color y algo de industria del hueso con fauna cuaternaria. Este autor creyó en una afinidad estrecha entre esta industria y la que anunciaban a este lado del Mediterráneo en la región de Murcia-Almería, algunos hallazgos de Siret, y le dió el nombre de Iberomauritánica y sostuvo que el Capsiense y el Iberomauritánico terminaban en dos industrias neolíticas semejantes: el Mauritaniense y el Sáhariense.11

fig.20


Toda esta visión de Pallary ha sido revisada, pero no modificada. Ya hemos dicho que el Iberomauritánico es una facies lateral del Capsiense que desemboca, como aquél, en el Neolítico de tradición capsiense. Lo más importante para nosotros ha sido la rectificación de esta tesis, habiéndose rechazado por Vaufrey, Gobert y el mismo Breuil su cronología sincrónica con el Paleolítico superior de la Península Ibérica, y también sus afinidades con el Grimaldiense de Sicilia. Por indicación de Breuil, esta industria lateral, capsiense, que se va extendiendo desde el Oranesado hacia el occidente atlántico, ha sido bautizada con el nombre de Oraniense.12 En resumen, parece ser que el Oraniense es una facies capsiense pobre del litoral, que no pasa de la región del Tell, o sea de la región de lluvias frecuentes, al sur de la cual se extienden las mesetas subsaharienses y el Atlas. Sería paralelo del llamado Intercapsoneolítico, que corresponde a su vez al Capsiense superior, de Vaufrey, y habría estado precedido en esta región del noroeste africano por una industria musteriense o ateriense, también bastante original, que habría seguramente perdurado allí. Lo que no parece dudarse es que el Capsiense y Oraniense son creados por una mísma raza, como lo prueba los típicos hallazgos antropológicos con buenas industrias capsienses en Mechta-el-Arbi y oranienses en Afalu-bu-Rhummel.

Lo más importante de las investigaciones realizadas sobre estas culturas es que Capsiense típico resulta una industria que no llega a la costa y queda localizada sur de Túnez, al menos según los hallazgos estudiados hasta hoy, avanzando los yacimientos durante la fase final del Capsiense superior hasta la región del norte de Argelia, pero mostrándonos un empobrecimiento grande las estaciones conforme se avanza del sur hacia el norte y del este hacia el oeste, ocupando estas últimas regiones," cultura oraniense o iberomauritana.
Otra conclusión de enorme importancia establecida por Vaufrey es la de que són con el Neolítico de tradición capsiense estas industrias de hojas y microlitos penetra al sur de la región del Tell, hacia el Sáhara. Las altas mesetas de Argelia y el Oranesado son su límite máximo meridional y por el este hacia la región de Constantine sólo al este de Bu Saida alcanzan su máxima penetración meridional.
Por toda la gran región del Sáhara, antes del Neolítico, no aparece otra cultura según este autor, que el Musteriense o el Ateriense y no en mucha abundancia. Esta conclusión parece estar reforzada no sólo por los. hallazgos, sino también por los estudios realizados sobre la climatología del Sáhara desde la última glaciación y a lo cuales nos hemos referido anteriormente. Ninguna otra industria de hojas se situan allí hasta la invasión reflejada por el Neolítico de tradición capsiense que ha irrumpido, en todo el Sáhara extendiéndose por el Sudán, la Mauritania, el Senegal y hasta Congo inclusive, cubriendo también los territorios litorales ocupados por el Iberomauritánico, dando una extraordinaria unidad cultural y también al parecer étnica a todos los extensos territorios del norte de Africa.

El problema de la cronología del Capsiense. -Muy discutido es el problema eronológico de todo este conjunto de industrias, pues falta, a pesar de los hallazgos citados, una estratigrafía segura. Se sitúa cronológicamente el Capsiense entre el Ateriense por un lado y el Neolítico por otro; pero a su vez el Ateriense parece ha perdurado mucho, sobre todo hacia el oeste, y el Neolítico sólo se puede fechar por sus relaciones con las culturas predinásticas egipcias, de las cuales arranca. Gobert, Vaufrey y Passemard han establecido en los yacimientos citados las superposiciones de los estadios del Capsiense, cuya evolución queda así asegurada. En general parece se puede afirmar la superposición cronológicas del Capsiense tras el Ateriense por la estratigrafía de varios yacimientos,13 pero falta saber con certeza el valor cronológico de esta industria caracterizada, por sus puntas con pedicelos, pues para unos es una continuación tardía del Musteriense, mientras otros arqueólogos sostienen su sincronicidad con el Musteriense europeo.
fig.21

Ruhlmann, principalmente, ha mantenido que el Ateriense no es independiente del Musteriense, aportando, para defender su tesis, la estratigrafía de la cueva de El. Khenzira, donde aparece un nivel medio de esta cultura, al cual hemos visto se superpone un nivel musteriense superior y luego un nivel iberomauritánico, osea oraniense, cómo quieren denominarlo Breuil y Vaufrey14. La misma dificultad plantea la clasificación del Esbaikiense, que acompaña en algunas estaciones al Ateriense. Esta industria es de gran interés, como hemos indicado, por su tipología, caracterizada por puntas de talla bifacial, que hacen pensar en una semejanza con el Solutrense europeo, cuyo origen africano en nuestra opinión está llamado a tenerse muy en cuenta.
El estudio de toda la bibliografía dispersa sobre los materiales africanos nos inclinan, como a Pericot, a creer que «el Ateriense y el Esbaikiense son culturas retrasadas que subsisten en ciertas regiones del Africa Menor, cuando ya ha llegado allí la gran corriente de remoto origen Auriñaciense venida del este, que trae los gérmenes del Capsiense».15 Las coincidencias y superposición que estas industrias ofrecen en los pocos yacimientos que tenemos con estratigrafía se explicaría así. Incluso la industria de hojas introducida por el Capsiense no eliminó totalmente a los hombres de la otra raza - casi seguramente de Asselar -, que obtienen sus útiles a base de una industria de lascas musteroide, aunque muy evolucionada. En el Sáhara parece ser un hecho evidente que los esbaikioaterienses se conservaron durante el Paleolítico derivando finalmente a formas neolíticas, como ha probado Pallary.16

En definitiva, hoy hay dos tesis que, elaboradas con una rígida técnica científica y con garantías suficientes para ser tenidas en consideración, se oponen la una a la otra irreconciliablemente.
Una es la de A. Ruhlmann, a base de sus excavaciones de la cueva de El Khenzira en la región de Mazagán con sus ya citados tres niveles de clara estratigrafía, (fig. 21). El más profundo ofrece una industria tosca de tradición levalloisiense, en que se aprecian recuerdos clactonienses y a su lado puntas pedunculadas y piezas foliáceas. De ello decide Ruhlmann que el, Ateriense es sincrónico al Musteriense medio. El nivel medio de la cueva de El Khenzira contiene todavía puntas aterienses y hojas de laurel, pero en su conjunto su industria es más evolucionada, pudiéndose clasificar como Musteriense típico, según Ruhlmann. El nivel superior pertenece a un Oraniense antiguo con hojas de dorso rebajado, raspadores, buriles y medias lunas, faltando los microburiles.
Así, en sus estudios llega Ruhlmann a la conclusión general de que el Ateriense es una facies africana del Musteriense, y el Capsiense y Oraniense son sincrónicos del Auriñaciense, Solutrense y Magdaleniense europeos.17 Además, este autor sostiene que el Capsiense-Oraniense no tiene ningún punto de contacto con el Musteriense, separándose también en esto de la opinión de Vaufrey, para el cual tal vez el Capsiense sea en parte una evolución del Ateriense evolucionado, sobre todo determinadas piezas, como el típico microburil. Frente a Ruhlmann, Vaufrey sostiene que el Esbaikiense y Ateriense han perdurado a lo largo del Paleolítico superior, y el Capsiense típico sería en todo caso del final de este período, representando todo el mundo industrial que lo caracteriza y continúa un marcado carácter Mesolítico, habiendo asimilado luego, como hemos dicho, infinidad de elementos neolíticos llegados por el Mediterráneo y el Sáhara oriental desde Egipto, a cuyo estudio dedicaremos el capítulo siguiente.
Lo que sí parece seguro es que a las industrias capsienses las unifica y cubre por todas partes el Neolítico, que en todo el noroeste de Africa forma una extensa cultura bastante homogénea, a la cual Vaufrey denomina Neolítico de tradición capsiense, de la cual trataremos a continuación.

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