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                        LAS ERAS GEOLOGICAS DE LA TIERRA

 EL  ORIGEN DE LA HUMANIDAD Y PROCESO DE HOMINIZACION - HOMINIDOS

lunes, 3 de enero de 2011

Culturas del Paleolítico Inferior

Tiempos históricos y tiempos prehistóricos

Llamamos tiempos históricos aquellos en que el desarrollo de la actividad humana ha llegado hasta nosotros a través de textos escritos. Toda la enorme etapa en la cual la humanidad ha vivido sin historia escrita es estudiada por la Prehistoria, representando un espacio de tiempo infinitamente más largo que aquél relatado por los textos históricos escritos.
Pero no en todas partes la historia comienza al mismo tiempo, habiendo entrado en el teatro histórico unos pueblos antes que otros.
De Egipto, por ejemplo, tenemos noticias históricas escritas desde el IV milenio antes de J. C. El norte de África ha entrado en la historia a raíz de las colonizaciones y guerras de los pueblos mediterráneos clásicos; los púnicos primero y luego los griegos y romanos. Los países de más al interior, sólo con la islamización comienzan a tomar contacto con la Historia, y de una manera imprecisa. Por esta razón al tratar de la Historia del Sáhara occidental, el último territorio ocupado totalmente por los europeos y el más aislado siempre, el capítulo correspondiente a su Prehistoria, casi llega hasta los tiempos modernos, siendo navegantes, comerciantes y conquistadores españoles, sobre todo canarios, los primeros que nos darán noticias concretas del país, y las cartas de navegar españolas recogerán primero que nadie la configuración de sus costas. Así los más antiguos documentos de historia escrita del Sáhara occidental español y francés casi vienen a ser historia española a partir del siglo XIV, cuando los españoles descubren y navegan por primera vez aquellas costas, y sobre todo a partir del siglo. XV, cuando comienzan a conquistarlas.

Antes hay el período de la islamización realizado por nómadas, berberiscos o árabes, cuyo proceso sólo entrevemos a través de tradiciones orales recogidas más tarde por Aben Jaldun y otros. Es una época protohistórica que nos da muy imprecisas noticias, sobre todo acerca de los pueblos saharianos indígenas y del estado cultural en que se hallaban al llegar los primeros musulmanes. Detrás de estos tiempos está la inmensa etapa en que el hombre ha desarrollado en aquellos territorios una vida de la cual hasta no hace mucho no sabíamos nada, y que poco a poco vamos conociendo con la aportación de nuevos datos que estudia la Prehistoria.
Esta ciencia se inicia en el siglo XIX, como ciencia independiente dedicada al estudio del origen y desarrollo de la humanidad, a lo largo de esos rudos y extensos períodos en que los hombres viven sin historia escrita y en los cuales se aborda el sugestivo problema del origen de la especie humana.

El desarrollo de la Prehistoria, ciencia muy moderna, ha sido grande, hasta lograrse la admirable construcción y solidez de sus resultados, cimentados en sus primeras etapas gracias a los datos proporcionados por la Astronomía, la Geología y la Paleontología. Pero, sobre todo, la ciencia que más luz arroja para interpretar los elementos con que trabaja el prehistoriador es la Etnología, ciencia que estudia la vida de los pueblos primitivos que aun viven en etapas semejantes a las que vivieron los pueblos prehistóricos, así como los residuos de esas etapas culturales antehistorias conservadas entre las costumbres y tradiciones de los pueblos y culturas superiores. Gracias a metódicas comparaciones y paralelismos logrados por esa ciencia, hemos podido llegar a formarnos una idea de la vida humana a través de esos largos períodos de tiempo que vieron florecer y desaparecer culturas, sociedades y razas humanas enteras.

La Geología, la Paleontología y la Astronomía en relación con la Prehistoria

De las edades en que se divide la formación y desarrollo de la tierra, sólo la Edad Terciaria, la Cuaternaria y la actual nos interesan en relación con el estudio del origen y desarrollo de la humanidad, ya que hasta el Cuaternario no hay hallazgos seguros de restos humanos, habiendo sido rechazados todos los que se han utilizado hasta la fecha en las discusiones científicas sobre el problema del origen del hombre.
Del Terciario se hacen cuatro divisiones agrupadas en dos etapas. En el Terciario antiguo, o Paleógeno, entran el Eoceno y el Oligoceno. Al Terciario reciente, o Neógeno, corresponden el Mioceno y el Plioceno. Durante el Eoceno, el Mediterráneo era un mar tropical y toda Europa gozaba de un clima óptimo. 
El ámbar o resina fósil de las orillas del Báltico nos prueba la existencia de grandes bosques de coníferas. Entonces se levantaron grandes cordilleras y se hundieron en el mar trozos de nuestro continente, mientras una fauna de grandes mamíferos ha vivido por todas partes.
El Neógeno ya representa fuertes cambios. Hacen su aparición las estaciones que rompen intermitentemente el clima paradisíaco que había reinado durante el Paleógeno, y anuncian los recrudecimientos climáticos que iban a caracterizar la Edad Cuaternaria. Todavía reinó en estos períodos del Mioceno y Plioceno un clima subtropical con árboles de anchas copas y grandes palmeras, mientras numerosas manadas de mamíferos predecesores de las actuales, como los hipopótamos, rinocerontes y enormes mastodontes, pacían en unión de los predecesores del caballo, entre terribles fieras, cocodrilos y especies de monos cuyos fósiles han sido minuciosamente estudiados por los que buscan entre los simios un entronque de los más primitivos homínidos.
El Plioceno terminó cuando el clima había comenzado a recrudecerse apareciendo las primeras heladas. La flora decrece en esplendor asemejándose en el tránsito al Cuaternario, a la vegetación mediterránea actual. En las altas montañas comenzaron las nevadas a formar los glaciares, y su influencia en el clima, transformando la fauna y la flora, dió paso, sin límites fijos que la vida natural no establece, a la Edad Cuaternaria, que se denomina también Edad Glaciar, Diluvial o Pleistocena.(1)

Esta Edad se caracteriza por una serie de períodos fríos, entre los cuales se intercalan otros cálidos denominados interglaciares, cuya duración, causas y número no han sido precisados aún en absoluto. Durante los períodos glaciares las nieves y los hielos cubren las altas montañas, bajando las lenguas glaciares hasta muy baja altitud. A su vez el casquete helado polar se prolongaba cubriendo todo el, norte de Europa hasta la Alemania central. Con este fenómeno climático coincidía una flora y una fauna árticas que se desplazaban hacia el sur. El buey almizclado y el reno pacían en Francia, por ejemplo, y restos de este último se pueden situar en España por la región cantábrica y en la provincia de Gerona.

Por el contrario, durante los períodos interglaciares, animales de clima cálido, como los hipopótamos, han vivido en el norte de Francia y sur de Inglaterra, al lado de una flora tropical que substituía a la polar y alpina predominante en las épocas glaciares. El número de estas etapas glaciares parece haberse fijado por los especialistas en cuatro: la Günziense, la Mindeliense, la Rissiense y la Würmiense, entre las cuales se colocan tres períodos interglaciares.
Juntamente con este movimiento de los glaciares se ha podido establecer un avance y un retroceso de los mares, representado por una regresión durante la glaciación y un avance en el período interglaciar, aunque sucesivamente fueron retirándose cada vez más las aguas, abandonando definitivamente el mar las playas altas antiguas. El mar siciliense parece que representa el período preglaciar Günziense. Al interglaciar Günz-Mindel corresponden las playas marinas milazzienses; al interglaciar Mindel-Riss, el período marino Tirreniense, y el pequeño período Grimaldiense cae dentro del inter-glaciar Riss-Würm, coincidiendo el retroceso marino flamenco con la época geológica actual, posterior a la última glaciación Würmiense. El siguiente cuadro dará idea del estado actual en que se sitúan todos estos fenómenos geológicos:
I.Final del Plioceno . . . . . . . . . . . . .. . . .Transgresión marítima del Siciliense.
Glaciación de Günz . . . . . . . . . . . . . Regresión marítima Günziense.

II.Período interglaciar Günz-Mindel . . . . . Transgresión marítima Milazziense.
Glaciación de Mindel. . . . . . . . . . . . Regresión marítima Mindeliense.

III.Período interglaciar Mindel-Riss . . . . . . Transgresión marítima Tirreniense.
Glaciación de Riss. . .. . . . . . . . . . Regresión marítima Rissiense.

IV.Período interglaciar Riss-Würm. . . . . . Transgresión marítima Grimaldiense.
Glaciación de Würm. . . . . . . . . . . . Regresión marítima Würmiense.
Optimum climatérico actual. . . . . . . .Transgresión Flamenca

Es difícil, y en el estado actual de la investigación casi imposible, el establecer un paralelo seguro entre la época diluvial fuera de Europa y los períodos de nuestra época glacial anteriormente expuestos. Parece ser, que en los trópicos, los grandes períodos, fluviales que estudiaremos a continuación, al tratar de la Geología del Sáhara, corresponden a las épocas glaciares de Europa, las cuales se opina han coincidido con las señaladas en América del Norte. Sin embargo, no es fácil precisar una identidad de duración dentro de una misma cronología absoluta, conforme también parece ser que en la Europa continental, hacia el este, ha tenido el fenómeno glaciar una intensidad y continuidad posiblemente distinta a la que podemos hoy señalar, con ciertas garantías científicas, en Europa central y occidental.
La complejidad de todo este fenómeno glaciar permite que por diversos especialistas se haya re-visado últimamente esta sucesión de períodos marítimos y glaciares, y con más dificultad las sincrónicas formaciones de las terrazas fluviales, no siendo pocos los que sostienen una sola glaciación y continuo retroceso marítimo con paradas, adelantos y retrocesos. En cuanto a los avances y retrocesos del mar, J. Bourcart, ha mantenido dos grandes regresiones, que él llama: 1, regresión Romana, en la cual se incluyen todos los fenómenos atribuidos al mar siciliense y milazziense, y 11, regresión Grimaldiense, que abarca el Grimaldiense, que antes de los trabajos de J. Bourcart se llamó Monastirierise, y la regresión Würmiense.(2)
Lo mismo se ha discutido, sin grandes seguridades a nuestro juicio, el problema de la duración de estos largos períodos, reflejándose en los cálculos las teorías astronómicas mantenidas como causas de todos estos fenómenos.
Köppen fué el primero en descubrir la coincidencia del clima en la época glaciar, con la curva de irradiación solar, como consecuencia de la excentricidad de la órbita de la tierra, del perihelio y de la inclinación de la elíptica. Tras él, Soergel y Eberl han perfeccionado este paralelismo astronómico con los' fenómenos geológicos.(3) El mínimo de la curva de irradiación corresponde a las épocas glaciares, que son las cuatro conocidas, y los tres períodos interglaciares representan el máximo de esta irradiación. Incluso han intentado dar una cronología absoluta a los hallazgos fósiles, pretendiendo que las especies de animales, y también humanas, de formas primitivas, más o menos desarrolladas durante la Edad Cuaternaria, podrían ser adscritas a la curva de irradiación, ya que ella ha podido influir absolutamente en todos los factores externos.
Parece ser que en relación a la variación de la distancia de la tierra al sol y la precesión de los equinoccios se puedan establecer períodos de veintiún mil años, de los cuales la segunda parte del ciclo serían fríos y la primera cálidos. En este fenómeno han insistido recientemente Lyell y Croll. Milankowitch ha tratado de establecer, basándose en los trabajos citados,(4) ciclos de duración de noventa y dos mil años, para explicar las variaciones irregulares debidas a la excentricidad de la órbita de la tierra; de veintiséis mil años, para la regresión de los equinoccios; de veintiún mil, para la rotación de los ápsides, que combina con la precesión de los equinoccios; de la variación de la elíptica se establecen cielos de cuarenta mil años.
A base de tales cálculos astronómicos, ha establecido Milankowitch curvas de las variaciones del clima a través de los últimos seiscientos cincuenta mil años. Como todos estos fenómenos expuestos han podido ser causas diferentes y simultáneas, y los cálculos matemáticos que la Astronomía nos proporciona son sólo probables, se comprenderá cuán difícil es establecer la duración del Cuaternario en general, y mas aún la de cada uno de los períodos glaciares e interglaciares que lo constituyen.(5) Sin embargo, no se puede negar que tenemos posibilidades científicas para datar aproximadamente los hallazgos y calcular la duración de la Edad Cuaternaria, en la cual vemos vivir al primer hombre sobre la tierra.

No podemos analizar aquí las causas que produjeron esos fenómenos astronómicos, al lado de los cuales figuran otros físicos, como los movimientos polares, las leyes estáticas de compensación de las masas terrestres, causas derivadas del sol, del movimiento de rotación de la tierra alrededor de su eje, de la forma elíptica de su círculo de rotación alrededor del sol, etc. Unas y otras han sido supervaloradas según los autores, y a tales causas se deben añadir otras físicas derivadas de ellas que influirían notoriamente en la evolución del clima. Una de estas causas derivadas, pero de notable influencia, sería, por ejemplo, la desviación de las corrientes marítimas frías y cálidas; otra de estas causas secundarias sería la mayor o menor humedad del ambiente, que hizo reinar primero una etapa húmeda, y luego otra fría en todos los períodos glaciares e interglaciares.(6)

Resulta excusado decir que la influencia de tales variaciones climáticas llevaban consigo un cambio de flora y fauna, fundamentales a su vez para la vida del hombre cazador de aquellos tiempos.(6bis)

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