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                        LAS ERAS GEOLOGICAS DE LA TIERRA

 EL  ORIGEN DE LA HUMANIDAD Y PROCESO DE HOMINIZACION - HOMINIDOS

lunes, 3 de enero de 2011

ATAPUERCA

EL HOMO ANTECESSOR de la SIERRA DE ATAPUERCA
El llamado HOMO ANTECESSOR  salió a la luz en 1997 en la Sierra de Atapuerca (Burgos). Sus descubridores, le definieron como el pionero, el que antecede a los demás. Las connotaciones en el árbol de los homínidos provocadas por este hallazgo han sido muy importantes y, sin duda, ha sido uno de los grandes descubrimientos en el campo de la paleontología.
Esta especie demostró que en Europa ya vivían seres humanos hace más de 800.000 años, mucho antes de lo que se pensaba. Su morfología revolucionó la idea que se tenía hasta ese momento de la evolución de nuestra especie. Su capacidad craneal era elevada (más de 1.000 cc) y poseía una cara muy moderna, es decir, esta especie sufrió una reestructuración total del neurocráneo, la mandíbula, los dientes y la cara, es totalmente diferente a todo lo anterior.
Los homo antecessor eran individuos fuertes, altos y con rostros de rasgos modernos, con una mandíbula bastante parecida a la del homo erectus. Sin embargo, la orientación facial es muy parecida a la del Homo sapiens. Se acepta la teoría de que el Homo antecessor proviene de África, aunque se ha discutido debido a su parecido con el Homo erectus (Hombre de Pekín), lo que para algunos sugiere un origen asiático.

Desgraciadamente, no se han encontrado aún fósiles en África de la misma antigüedad que podrían hacer seguir la pista de esta especie, y los de Asia contemporáneos a ella se refieren únicamente al Homo Erectus. Se podría decir que es el eslabón que une al Homo ergaster y enlaza con formas más cercanas a nosotros. A pesar de todos los estudios realizados, esta nueva especie está aún muy cuestionada por paleontólogos y especialistas, los cuales opinan que se trata en realidad de Homo Heidelbergensis. Estas luchas dialécticas son muy comunes entre los especialistas y hasta que no hay una evidencia abrumadora (y a veces ni eso) no se ponen de acuerdo en las afirmaciones que realizan.
Mientras en Asia Homo Ergaster evolucionaba a Homo erectus, en África siguió un camino diferente pero evolutivamente paralelo, dando lugar a una nueva especie, de rasgos craneales aún más modernos, aunque todavía con parecido a la especie anterior; será una especie crucial, el Homo antecessor, ya que será la que origine definitivamente al Homo sapiens.
Este antecesor nuestro vivió entre 1 millón y 750 mil años atrás, y, al igual que Homo Ergaster, también abandonó África dirigiendo sus pasos hacia Europa, a diferencia de lo que había hecho su antepasado inmediato, tal vez por Oriente próximo, o tal vez por el estrecho de Gibraltar, pero lo cierto es que Homo Antecessor, vivió, cazó y murió en la sierra burgalesa de Atapuerca, y evolucionó en Europa hacia una especie más moderna, muy similar al Homo sapiens, que se ha dado en llamar Homo Heidelbergensis.

El europeo más viejo vivió en Atapuerca hace 1,2 millones de años
En un principio, se consideró que los fósiles tenían una antigüedad de unos 500.000 años, por su situación en las capas sedimentarias de la cueva. Pero un análisis de los minerales sedimentados reveló un dato extraordinario: los campos magnéticos de los minerales superpuestos a los fósiles mostraban que se habían formado antes de la última inversión geomagnética, un hecho periódico en el que los polos magnéticos de la Tierra intercambian la dirección. La última inversión geomagnética tuvo lugar hace unos 780.000 años, lo que significa que los fragmentos de hueso tienen esa edad como poco. En otras palabras, Martín Nájera y su equipo han descubierto los huesos humanos más antiguos de Europa.
Los fragmentos óseos procedían de cuatro individuos como mínimo, entre ellos un niño cuyo cráneo está parcialmente intacto, y tenían una combinación de características modernas y arcaicas que los distingue completamente de cualquier otra especie reconocida hasta ahora. En junio de 1997, el equipo científico anunció que los fósiles representaban una nueva especie humana, posiblemente ascendiente tanto de los seres humanos actuales como de los seres humanos primitivos ahora extinguidos conocidos como hombres de Neandertal. A pesar de que algunos científicos opinan que los datos descubiertos en Atapuerca son demasiado escasos para apoyar la designación de una especie nueva, la mayor parte de los expertos están convencidos de que los huesos pertenecen a un antepasado arcaico de los europeos posteriores.
Con anterioridad a este descubrimiento, el homínido más antiguo descubierto en Europa era el hombre de Heidelberg, el Homo Heidelbergensis, un homínido primitivo que habitó en Europa hace unos 500.000 años y se considera antepasado del hombre de Neandertal. Este último, corpulento y musculoso, apareció en Europa y Asia occidental hace unos 300.000 años y desapareció hace aproximadamente 35.000 años, cuando aparecieron en Europa los seres humanos anatómicamente modernos, denominados Homo sapiens sapiens. Los fósiles e instrumentos pertenecientes a seres humanos modernos europeos tienen unos 40.000 años de antigüedad. Un sector de científicos opina que los humanos modernos habitaban en Oriente Medio hace tanto como 92.000 años.
Los últimos descubrimientos de fósiles en Europa sugieren una compleja trayectoria en la evolución humana y plantean una serie de cuestiones fascinantes para los científicos que pretenden descubrir el origen del ser humano moderno. ¿Quiénes fueron los primeros europeos? ¿De dónde proviene el hombre de Neandertal? ¿El hombre de Neandertal es antepasado directo del ser humano moderno o se trata de una rama lateral desaparecida en la cadena de la evolución humana? ¿El humano moderno se originó en África y emigró a Europa, donde sustituyó al hombre de Neandertal? ¿Se mezcló el hombre de Neandertal con el ser humano moderno? ¿Cómo vivía el hombre de Neandertal y cómo era? ¿Por qué desapareció el hombre de Neandertal y continuó su evolución el ser humano moderno?

GRAN DOLINA -Yacimiento arqueológico ubicado en la Sierra de Atapuerca-

La aparición de este yacimiento se debe en buena medida, como muchas otras cosas, a la casualidad. Aunque ya existían noticias de las cuevas de Atapuerca desde antiguo, no es hasta finales del siglo XIX cuando la compañía inglesa The Sierra Company Limited realiza el trazado del ferrocarril minero de vía estrecha que uniría Monterrubio de la Demanda con Villafría y que discurría por el borde suroeste de la Sierra de Atapuerca. Se abrió una enorme trinchera que dejó al descubierto varias cavidades y rellenos fosilíferos y arqueológicos y que, pasado el tiempo, daría lugar al primero de los yacimientos: Trinchera.
Tres son los yacimientos en los que se divide Atapuerca: Gran Dolina, Trinchera Galería y la Sima de los Huesos.

Gran Dolina es lo que podríamos llamar el sepulcro de Adán, la tumba del primer individuo que pisó Europa
hace, aproximadamente, 800.000 años. Estos homínidos salieron de África hace un 1.000.000 de años en la primera migración que han contemplado los tiempos. Los restos encontrados en Gran Dolina permitieron a Arsuaga, Carbonell y Bermúdez de Castro, los tres codirectores del yacimiento, hablar del Homo Antecessor, el más remoto antepasado directo del hombre actual.

Este primer habitante de Atapuerca presenta características comunes al Homo Sapiens y al Neandertal, lo que viene a demostrar que fue entonces, hace 800.000 años, cuando la evolución tomó dos caminos diferentes: mientras que en Europa el Antecessor dio origen al Homo Heidelbergensis y más tarde al Neandertal, en África evolucionó hasta convertirse en el Hombre de Cromañón u Homo Sapiens, el hombre actual.




En Trinchera Galería han aparecido las herramientas que utilizaba el Hombre de Atapuerca, el Homo Heidelbergensis que, con el correr de los años, daría origen al Neandertal. La industria lítica encontrada servía, principalmente, para despiezar las presas de caza, para cuya captura tenían que competir con grandes predadores que, por aquel tiempo, pululaban por este territorio. Nos movemos en una antigüedad que oscila entre los 400.000 y los 200.000 años. En la última campaña los estudiosos de Atapuerca encontraron pruebas –hasta entonces ignoradas– de que aquellos hombres ya conocían y dominaban el fuego.

La Sima de los Huesos (300.000 años) es el primer enterramiento ritual que se conoce. Aunque en un principio se creyó que la acumulación de cadáveres se debía a algún accidente –una riada, algún corrimiento de tierras–, hoy no se duda de que fueron depositados allí voluntariamente.


De la Sima han sido rescatadas 2.500 piezas, pertenecientes de 33 individuos, que componen la más fantástica colección paleoantropológica del mundo. Es el reino de Arsuaga, la Isla del Tesoro donde fue hallado el Cráneo Nº 5, el más completo encontrado jamás; donde apareció la pelvis de Elvis, la que ha revolucionado una vez más las tesis sobre la evolución del género Homo.
Gracias a esa cadera masculina, sabemos que el Hombre de Atapuerca y su descendiente el Neandertal eran de mayor tamaño que nosotros, que poseían una enorme masa muscular, que parían más fácilmente y más desarrollados y que el Homo Sapiens, en ese viaje evolutivo, disminuyó su volumen.
Cuando el hombre de Cromañón llegó a Europa, hace menos de 45.000 años, se encontró al Neandertal, un hombre de 1,80 metros de estatura, casi cien kilos de masa muscular y con un cerebro muy similar. Ni siquiera un lanzador de peso actual podría darnos una idea aproximada del potencial físico de los Neandertales. Convivieron durante más de 10.000 años -aunque parece ser que no llegaron a mezclarse o que esa unión no tuvo descendencia- y, de pronto, sin que se sepan a ciencia cierta las causas, los Neandertales desaparecieron de la faz de la Tierra. El hombre actual quedó como la única criatura racional.

PRIMEROS POBLADORES

El primer homínido de Europa en la Sierra de Atapuerca

La mandíbula humana asociada a útiles de sílex y descubierta en el yacimiento de la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos) en 2007 supuso un avance trascendental para conocer a los protagonistas de las primeras ocupaciones humanas de Europa. Ahora, la descripción de esta mandíbula humana de 1.200.000 años de antigüedad es portada de la revista Nature. El equipo de investigación de Atapuerca atribuye la mandíbula a la especie Homo antecessor, y presenta datos inequívocos sobre la presencia de hominidos en el sur de Europa, en una fase muy temprana del Pleistoceno Inferior.
Lugar de excavación del yacimiento de Sima del Elefante. Foto: EIA/Jordi Mestre.
El descubrimiento de la mandíbula llegó el 30 de junio de 2007, durante la campaña de excavación del equipo de investigación de Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. El hallazgo se produjo en el yacimiento de la cueva Sima del Elefante, a 200 metros del yacimiento de la Gran Dolina. El análisis de los fósiles demuestra ahora que, tanto la mandíbula humana, como los utensilios de sílex de tradición olduwaiense, indican una antigüedad de hasta 1.400.000 años.
En el estudio que publica hoy la revista Nature, los investigadores han determinado que el fósil humano hallado consiste en la sínfisis de una mandíbula (la región anterior de la mandíbula donde se reúnen las ramas horizontales y en cuya parte externa se localiza el mentón que tienen los humanos actuales). La muestra conserva in situ algunos dientes y se asocia a un segundo premolar inferior del mismo individuo encontrado dos días antes.

Según los científicos, la morfología de la cara anterior de la sínfisis es primitiva y recuerda a los fósiles del Pleistoceno Inferior, atribuidos al Homo habilis y Homo rudolfensis. Este nuevo espécimen es también similar a las mandíbulas que datan de hace 1.700.000 años y que fueron encontradas en el yacimiento de Dmanisi (República de Georgia). En cuanto a su cara posterior, el aspecto de la mandíbula es más derivado y los investigadores lo asocian a mandíbulas de yacimientos de Asia.


Un útil de comienzos de Musteriense: núcleo de Sílex procedente del nivel TD-11 del yacimiento de "Gran Dolina" en Atapuerca.

La primera población europea de homínidos pudo proceder de la región de Próximo Oriente

La mandíbula humana asociada a útiles de sílex y descubierta en el yacimiento de la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos) en 2007 supuso un avance trascendental para conocer a los protagonistas de las primeras ocupaciones humanas de Europa. Ahora, la descripción de esta mandíbula humana de 1.200.000 años de antigüedad es portada de la revista Nature. El equipo de investigación de Atapuerca atribuye la mandíbula a la especie Homo antecessor, y presenta datos inequívocos sobre la presencia de hominidos en el sur de Europa, en una fase muy temprana del Pleistoceno Inferior.
En la imagen, vista superior de la mandíbula ATE 9-1. Foto: EIA/Jordi Mestre.
mandíbula

Investigadores del equipo de Atapuerca descubren un cráneo con una rara enfermedad congénita  (530.000 años)

Junto a otros colegas del equipo de Investigación de Atapuerca, Ana Gracia, Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez, que pertenecen al Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, han excavado, recuperado y reconstruido, a partir de numerosos fragmentos, un cráneo de más de 530.000 años procedente de la Sima de los Huesos, situado en la sierra burgalesa de Atapuerca.
El cráneo, identificado como “Cráneo 14”, perteneció a una niña o un niño que murió entre los 5 y los 12 años de edad y presenta la fusión prematura de la sutura lambdoidea izquierda, por lo que el cráneo muestra un aspecto deformado y torsionado. En opinión de los autores, esta circunstancia se produjo porque el feto sufrió algún tipo de traumatismo en el útero, durante el tercer trimestre de gestación.
En los humanos actuales y sus antepasados, los huesos no se sueldan de forma permanente hasta que el cerebro alcanza su tamaño definitivo. En los casos de esta anomalía lo que se produce es una fusión temprana de estas uniones, las suturas, sometiendo al cerebro a una presión anómala y haciéndole crecer, para compensarlo, en la dirección permitida. Este hecho puede producir retraso psicomotor en el desarrollo del individuo.
Otra de las conclusiones del hallazgo es que la supervivencia de este individuo hasta el final de la niñez constituye una evidencia de que estos homínidos no discriminaban a los bebés nacidos con patologías congénitas.
 
Los fósiles descubiertos en Atapuerca pueden ser antepasados del hombre de Neandertal, que apareció en Europa y Asia occidental hace unos 300.000 años y desapareció hace aproximadamente 35.000 años
Rareza entre las rarezas
Esta prematura y anormal unión de los huesos del cráneo ocurre esporádicamente en la mayoría de los casos, aunque se han descrito algunos casos por mutaciones genéticas. Dentro de las sinostosis simples no sindrómicas (una sola sutura es la que resulta afectada),la sinostosis de la sutura sagital es la más frecuente, seguida por la coronal, mientras que la sutura metópica y, sobre todo, la lambdoidea, son las menos frecuentes.
El Centro Mixto UCM- ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos es fruto del convenio entre la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III y en él se custodian los fósiles recuperados en la Sima de los Huesos.
Fuente: ISCIII

EL HOMBRE DE ATAPUERCA PRACTICABA EL CANIBALISMO, DE UNA FORMA HABITUAL Y QUE SOBRE TODO SUS ELEGIDOS ERAN NIÑOS Y ADOLESCENTES .

Y no nos engañemos, que seguimos con el instinto. No hay que más que ver como despedazamos a alguien cuando se dan cita los ingredientes adecuados. ¿O no?
El hombre de Atapuerca parece ser que si que practicaba el canibalismo de manera habitual,pues era una forma de nutrirse y de eliminar a sus posibles competidore



los paleontologos dicen que no era algo excepcional, o fruto de la necesidad o por la falta de alimento, ni que se produjo de forma aislada por un individuo con extraños hábitos sediento de sangre, ni se trataba de un exquisitez ritual.



*Hace 800.000 años, el hombre de Atapuerca practicaba el canibalismo de forma habitual, una aterradora dieta que se extendió en el tiempo como una «práctica cultural» y que formaba parte de su vida cotidiana tanto como comerse un ciervo o una oveja salvaje. Aunque esta afición del Homo antecesor nuestro ya se conocia ..el ultimo hallazgo en el yacimiento Burgales lo confirma .


" Las principales víctimas eran niños y adolescentes" .

Cuentan los investigadores que el Homo antecesor lo mismo cazaba hombres que animales, hasta el punto de que los fósiles de sus congéneres -al menos once individuos- aparecen mezclados con instrumentos líticos y huesos de otros animales, como ciervos, caballos, ovejas salvajes o rinocerontes.

«Ambos tipos de restos muestran modelos de provecho y patrones de carnicería similares», explican. Las mismas herramientas de piedra que eran utilizadas para romper los huesos a las bestias se empleaban para desmembrar a seres humanos.
Además de las marcas en los huesos rotos para llegar al interior de la médula, hay señales de que a las víctimas también les habían devorado el cerebro. Los investigadores creen que esto no formaba parte de ninguna práctica ritual relacionada con creencias religiosas ni era una emergencia alimentaria. Los huesos humanos canibalizados aparecieron en los sedimentos de una cueva que abarca un período de unos 100.000 años, lo que sugiere que era una práctica bastante consistente.
Por otro lado, estos caníbales no tenían muchas razones para pasar hambre, ya que la sierra de Atapuerca era un territorio fértil donde la caza abundaba. Posiblemente, el canibalismo era una forma de hacer frente a la competencia. Que las víctimas fueran niños, menos capaces de defenderse, planteaba un riesgo menor para los cazadores y un triunfo más fácil. Sin embargo, es difícil conocer si los caníbales devoraban a los miembros de su propio grupo o a los de otras pequeñas comunidades.

Hallados en Atapuerca los restos de un anciano de medio millón de años (500.000 años)

Un grupo de paleontólogos ha recuperado y estudiado los restos fósiles de un hombre senil de más de medio millón de años que sufría cierto grado de minusvalía locomotriz. Este hallazgo, que engrosa la lista de tesoros científicos del yacimiento de Atapuerca (Burgos), podría ser un indicio del cuidado social en un pasado remoto a las personas mayores del grupo.

Los restos del individuo, que sufraía unaminusvalía locomotriz, fueron encontrados en cinco intensas campañas de excavación en la Sima de los Huesos, una pequeña cavidad situada a más de 30 metros de profundidad en la Sierra de Atapuerca (Burgos). En la imagen, una reconstrucción de la pelvis encontrada. Foto: PNAS.
Un numeroso grupo de investigadores del Centro Mixto UCM-ISCIII de evolución y comportamiento humanos, de la Universidad Complutense de Madrid, la de Burgos, de Alcalá de Henares, el Institut de Paleocologia Humana i Evolució Social, el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana y la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha recuperado los restos de un individuo anciano de más de medio millón de años.
Los restos del individuo, que sufraía unaminusvalía locomotriz, fueron encontrados en cinco intensas campañas de excavación en la Sima de los Huesos, una pequeña cavidad situada a más de 30 metros de profundidad en la Sierra de Atapuerca (Burgos). Los restos de la pelvis fueron objeto de un estudio premio en 1999. Desde entonces, el trabajo en el laboratorio ha permitido reconstruir y asociar a esta pelvis, su columna lumbar.
La investigación, que hoy se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha revelado que este esqueleto parcial, "perteneciente a un varón de gran corpulencia física de una especie antepasada de los neardentales", padecía importantes enfermedades degenerativas desde mucho antes de morir, con más de 45 años de edad.
Según los investigadores, estas enfermedades tendrían manifestaciones posturales y dolorosas en las zonas lumbar y pélvica, que según los autores del estudio, obligarían al individuo a adoptar una posición encorvada y, quizás, a usar un báculo para mantenerse erguido.
Por ello, este individuo, probablemente estaría impedido para cazar, entre otras actividades. Su supervivencia, durante largo tiempo con estas discapacidades, hace suponer a los autores que el grupo social nómada del que formaba parte este individuo, tendría una atención “especial” con sus “mayores”.
Columna vertebral con menos curva y partos difíciles
El equipo ha encontrado también en la Sima de los Huesos los restos de otras personas que no tenían deformidades en la columna vertebral ni en la pelvis, y han descubierto que esta población, al igual que los neandertales, poseía una columna vertebral con curvaturas menos marcadas que las que recorren nuestras espaldas. Es más, la forma característica de sus vértebras y su pelvis muestra que sus cuerpos estaban diseñados, como los nuestros, para minimizar el gasto de energía necesario para mantenerse perfectamente erguidos.
En la especie humana, la pelvis presenta un diseño adaptado a una postura erguida y una locomoción bípeda. Esas adaptaciones “compiten” en las mujeres con la necesidad de dar a luz. Estas circunstancias, junto con el elevado tamaño encefálico de los recién nacidos, convierten el parto en un proceso complicado en nuestra especie. En consecuencia, la forma del conducto pélvico de las mujeres presenta modificaciones que habilitan el paso del feto a término en el momento del alumbramiento.
El equipo comparó también el conducto pélvico del anciano de la Sima de los Huesos, con el de otras pelvis humanas fósiles de sexo femenino encontradas en otros yacimientos del mundo. Los resultados señalan que las diferencias entre los sexos de los individuos fósiles se asemejan a aquellas encontradas entre los hombres y las mujeres actuales. Así que este hallazgo ha permitido a los investigadores de Atapuerca sostener la hipótesis de que las mujeres extintas sufrirían presiones obstétricas, es decir, alumbramientos difíciles.
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Un grupo de homínidos devoró un león hace 350.000 años en Atapuerca

Los yacimientos de la Sierra de Atapuerca acogieron la presentación de un libro en el que se recogen las conclusiones más destacadas de la primera reunión científica celebrada en Alcalá de Henares en enero de 2009 para analizar las relaciones entre grandes carnívoros y los homínidos en la Península Ibérica durante la prehistoria.

Los codirectores de Atapuerca posan con el libro junto a Jordi Rosell y Enrique Baquedano. Foto. Dicyt.
Según explica Jordi Rosell, investigador del equipo de Atapuerca, el encuentro fue todo un éxito porque recogió las aportaciones de un nutrido grupo de expertos que llevan años trabajando en este tema, procedentes de países como Portugal, Francia, Italia y España. De esta forma, se analizó por primera vez de manera conjunta el comportamiento de estos animales, sus hábitos cavernarios, su evolución, el papel que desarrollan en el medio, las extinciones o su relación con los grupos humanos.
El episodio más “curioso” que se puso de manifiesto en esta reunión fue el acontecido hace 350.000 años en la Sierra de Atapuerca, en concreto en el nivel TD10 de la Gran Dolina. Fue allí donde un grupo de homínidos dio caza a un león gigante, un león de las cavernas, y lo devoró. La conclusión más revolucionaria que se extrae de este suceso, como indica Jordi Rosell, es que “por primera vez se demuestra que este ente es capaz de cazar un león”.

Este episodio se ha publicado recientemente en el Journal of Archaeological Science, un trabajo que han llevado a cabo Jordi Rosell, Ruth Blasco, también investigadora del equipo de Atapuerca; y los tres codirectores del proyecto, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell.

Pero las conclusiones no se quedan en corroborar que el Homo heidelbergensis era un buen cazador. Las implicaciones de este hecho son “tremendamente grandes” para acercarnos al conocimiento del comportamiento humano de esta especie. Desde el punto de vista social, por ejemplo, nos indica que su organización era muy cohesionada porque dan caza al león en grupo; pero a su vez, nos revela una alta capacidad de improvisación ya que la idea de capturar al gran carnívoro no era premeditada, sino que surge porque supone una amenaza para el grupo o porque les molesta a la hora de dar caza a sus propias presas. En definitiva, nos indica que “son lo suficientemente hábiles como para hacer frente a un animal de estas características”, reseñó Jordi Rosell.

Los homínidos que habitaron la Península durante la prehistoria tuvieron que convivir con más carnívoros, además del león de las cavernas, mucho más grande que un león africano actual. A través del estudio de estos yacimientos, Rosell apunta que también han encontrado restos de hienas que merodeaban por el campamento una vez que los homínidos se habían marchado para aprovechar los restos de sus presas que habían abandonado. Zorritos, linces, osos y panteras completan la lista de carnívoros que compartieron territorio con nuestros antepasados.

Burgos: gran destino científico

La I reunión científica sobre cubiles de hienas y otros grandes carnívoros en los yacimientos arqueológicos de la Península Ibérica se creó para analizar las relaciones entre estos animales y los homínidos durante la prehistoria. Fue organizada por el equipo de investigación de Atapuerca y el del yacimiento madrileño de Pinilla del Valle, dirigido por Enrique Baquedano.

Ambos equipos llevaban años interesándose por este tema y así se puso en marcha este encuentro bajo el título de . Debido al éxito obtenido, su director, Jordi Rosell, ya está planificando un segundo encuentro que tendrá lugar el próximo año en Tarragona.

Como retos para el futuro, el investigador señala abrir el estudio de las relaciones entre homínidos y grandes carnívoros a nivel mundial y no ceñirse exclusivamente a la Península Ibérica. De esta forma, el congreso despertaría el interés de un número aún mayor de científicos que el año pasado se echaron para atrás al conocer que el estudio se limitaba tan sólo a la Península.

“Tuvimos muchas peticiones de expertos procedentes del continente africano, asiático e incluso Norte América, pero al tener esa limitación se echaron para atrás”, lamentó Rosell quien además adelantó que si la reunión sigue siendo un éxito y siguen surgiendo datos novedosos, “el siguiente congreso tendría que ser en Burgos”, concluye.

El hombre en Atapuerca hace 80.000 años

La actividad agrícola desplaza el 90% de las piezas arqueológicas

La búsqueda y la interpretación de piezas arqueológicas que explican la actividad del ser humano en la Prehistoria pueden estar distorsionadas si los asentamientos se ubican en espacios arados. Investigadores españoles acaban de publicar en la revista Geoarchaelology un trabajo de referencia que concluye que la agricultura expande el área de los yacimientos y reduce su densidad ocultando el 90% de las piezas.
Mapa de la Península Ibérica que muestra el área de estudio. Figura: SINC / Marta Navazo.
La distorsión del registro arqueológico por el arado es uno de los obstáculos que encuentran los arqueólogos cuando estudian asentamientos al aire libre, ya que la actividad agrícola entierra entre el 80 y el 90% de las piezas de los yacimientos. Para aproximarse a la realidad arqueológica de las superficies aradas y conocer los cambios que sufren los objetos, investigadores de la Universidad de Burgos han estudiado los movimientos verticales y horizontales de las piezas, así como las alteraciones que sufren los patrones originales. Las conclusiones aparecen en el último número de la revista Geoarchaeology
Marta Navazo y Carlos Díez, ambos investigadores en la Universidad de Burgos, introdujeron 50 piezas en un metro cuadrado de dos campos agrícolas, Los Zarzales (más llana) y El Cuadro (con pendiente), para estudiar cómo la maquinaria agrícola dispersa las piezas arqueológicas. “De las 50 piezas tan sólo cinco eran visibles una vez sembrada la tierra, lo que supone que sólo el 10 % de las piezas de nuestro asentamiento se pudieron registrar mediante la inspección directa del terreno”, señala a SINC Navazo, autora principal del estudio.
Además, la maquinaria agrícola desplazaba las cinco piezas de la superficie a una distancia de 2,9 metros a 110 metros, en la misma dirección que el arado. “Una distancia que deforma el registro original y la interpretación que los arqueólogos hacen de las piezas en un contexto del uso del suelo prehistórico”, explica Navazo.
El estudio demuestra también que los asentamientos aumentan su extensión original cuando se mueven las piezas. El metro cuadrado que simulaba un yacimiento pasó a tener 731 m2.
Para medir los movimientos verticales los investigadores cribaron el sedimento de un asentamiento de Paleolítico medio y del Holoceno situado en un espacio agrario. La investigadora concreta lo observado: “Se ha producido un traslado de objetos de la superficie entre 30 y 40 centímetros de profundidad, destruyéndose la estratigrafía del mismo y mezclando conjuntos de edades diferentes”.
Los científicos han confirmado que las piezas arqueológicas se mueven independientemente de sus dimensiones, sin relación clara con el tamaño. Según el experimento, éstas se mueven en la misma dirección que las máquinas de arado, alejándose entre ellas y dificultando el trabajo de los arqueólogos. A esto se añade la fuerza con la que trabajan las máquinas, que ocultan en profundidad los objetos más pequeños.
Nuevos asentamientos en campos agrícolas
En sus trabajos, los investigadores identificaron 31 asentamientos del Paleolítico medio en 31.400 hectáreas de páramos, terrazas fluviales, orillas de lagos, y laderas de los valles del río Arlanzón y Vena.
De los 31 yacimientos, 23 están localizados en campos de arado agrícola cuya actividad ha modificado las características originales de los asentamientos y la posición de las piezas arqueológicas.
La región, en la que vivía una gran diversidad vegetal y animal, presenta abundantes recursos, como afloramientos de sílex y cuarcita, que atrajeron a los neandertales que pasearon por la Sierra de Atapuerca hace 80.000 años.
Fuente: SINC Autor: EIA/Jordi Mestre Localización: España Fecha: 26.03.2008 Categoría SINC: Ciencias Naturales
 YACIMIENTOS DE LA SIERRA DE ATAPUERCA
La Sierra de Atapuerca es un sistema kárstico, es decir está constituida por un sistema de galerías y conductos subterráneos, algunos de los cuales se han colmatado y tapado, como las cavidades en las que se interviene en la Trinchera del Ferrocarril. El modelado kárstico de la Sierra de Atapuerca se caracteriza por las escasas formas superficiales (exocársticas), con el gran desarrollo de sus formas subterráneas (endocársticas). En cuanto a formas exocársticas en la Sierra hay dolinas y algún lapiaz, (surco u oquedad de dimensiones más bien pequeñas, separado por paredes de roca). El karst de la Sierra de Atapuerca es el más desarrollado de la Cuenca del Duero, con unos 3.700 metros de recorrido.

Pero, ¿Cómo se han formado estos conductos? ¿Cómo se rellenan? La Sierra está formada por roca caliza, soluble al agua. El macizo calizo alberga agua subterránea hasta que el río Arlanzón labra su valle y el nivel del agua desciende. Al mismo tiempo, el agua se filtra por las grietas, disolviendo la caliza y generando grandes oquedades que en algún momento se abren al exterior, bien sea porque la grieta originada crea una entrada, o bien porque se producen derrumbamientos del techo. Una vez que estas cavidades quedan en contacto con el exterior comienzan a entrar las tierras más cercanas a la entrada y las arrastradas por el agua y el viento.

Los animales y los seres humanos entran y depositan allí restos de comida y herramientas, que serán cubiertas por más sedimentos. Así las cuevas se van rellenando, dejándonos entre capa y capa de sedimentos estériles episodios de la vida de los grupos que las habitaron, que son el contacto directo con el pasado, una de las más valiosas evidencias que testimonian la cotidianeidad de las sociedades prehistóricas. En la actualidad, el paisaje físico actual de la Sierra de Atapuerca presenta la diversidad y riqueza que también tenían los seres humanos del Pleistoceno. 

Sima del Elefante

Este yacimiento está situado en la Trinchera del Ferrocarril y hace más de un millón de años se abre al exterior, para a partir de aquí rellenarse y colmatarse hace aproximadamente 120.000 años, cronología de los niveles que tocan su techo calizo. Tiene unos 18 m de espesor, que comienzan a excavarse en 1996 en sus niveles inferiores. Durante varias campañas de intervención, la Sima del Elefante nos proporciona abundantes restos de fauna como ciervos, hipopótamos, rinocerontes, lobos, linces, osos, zorros, roedores, águila pescadora, galápagos, tortugas, castores… pero tendremos que esperar al verano del año 2000 para recuperar el primer vestigio de actividad humana, una pequeña lasca de sílex que demuestra la presencia humana en este yacimiento hace al menos un millón de años. No acaban aquí las sorpresas de esta cueva, ya que se decide comenzar la excavación en los niveles superiores, y por tanto, más modernos. En el verano del 2001 aparece mucha industria lítica atribuida al Modo 2 además de restos de elefante, hiena, león, caballo, rinoceronte y bisonte... Además en los niveles inferiores se han hallado herramientas líticas pertenecientes al Modo 1 u Olduvayense, principalmente lascas en sílex. Por otro lado los niveles superiores de la Sima del Elefante son los más modernos hay herramientas del modo 3 o Musteriense.

En la campaña de excavaciones de 2006, después de 10 años de excavaciones, se decidió retirar el andamio para poder excavar la parte inferior del yacimiento, por debajo del actual camino de la Trinchera, que son los niveles más antiguos de la Sierra de Atapuerca. Actualmente se ha instalado un nuevo sistema de andamiaje en Elefante con doble finalidad, por un lado para poder continuar la excavación por debajo del nivel del camino actual y por otro lado para convertir el yacimiento en un recurso visitable sin peligro para el público.
La pasada campaña de excavaciones de 2007 en este yacimiento el Equipo de Investigación de Atapuerca descubrió una mandíbula humana de más de 1.200.000 años de antigüedad. Dicha mandíbula apareció asociada a útiles de sílex de modo Olduvayense (herramientas de más de 1.200.000 años). Este yacimiento se encuentra muy cerca de Gran Dolina, yacimiento donde se encontraron los primeros fósiles humanos de la especie Homo antecessor. Se trata del europeo más antiguo de la historia encontrado hasta el momento. En el mes de marzo de 2008 la revista científica Nature publicó las conclusiones a las que el Equipo de Investigación de Atapuerca, dirigidos por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, han llegado con este hallazgo ocurrido en la sierra burgalesa. El artículo lleva por título “El primer homínino de Europa”. Las primeras investigaciones realizadas apuntan a un representante antiguo dentro de la especie Homo antecessor.

Con este sensacional hallazgo tenemos ya las pruebas científicas de la presencia humana en el continente europeo antes de un millón de años. El estudio sugiere la hipótesis que los restos de Elefante deben emparentarse con la especie descubierta en Gran Dolina, y por tanto, a la espera de nuevos hallazgos más reveladores, se le asigna el mismo nombre específico, Homo antecessor.

Galería

Este yacimiento forma parte del Complejo Tres Simas dentro de la Trinchera del Ferrocarril. Galería forma parte del complejo Tres Simas, un complejo de 3  yacimientos: Galería, Trinchera Norte y  Covacha de los Zarpazos. Es un yacimiento que está formado por una apertura vertical situada al sur (Trinchera Norte), una galería horizontal (Trinchera Galería) y que comunica con una pequeña cueva al norte (Covacha de los Zarpazos). Fue el primer yacimiento en la Trinchera del Ferrocarril, excavado de forma sistemática. En Galería se han documentado cinco niveles de ocupación. Esta cueva se abre al exterior hace 400.000 años, momento en el que sólo entran los murciélagos debido a que la boca era demasiado pequeña. Por tanto, en el primer nivel sólo hay murcielaguina (excrementos de murciélago).

Cuando la entrada se amplía comienzan a entrar humanos y animales durante esos cinco niveles de ocupación hasta hace 200.000 años, que es el momento en que la cueva se colmata. Durante la excavación de estos niveles se recuperaron herramientas líticas y fauna.

Las investigaciones posteriores han puesto de manifiesto que Galería actúa como una trampa natural. El conducto vertical al que nos hemos referido antes como parte integrante de esta cueva asoma al exterior como un agujero por el que caen animales. Al despeñarse por los 16 metros de chimenea, se rompen alguna pata o mueren y allí quedan sus restos para que humanos y predadores carroñeen. 
 También sabemos que los heidelbergensis visitan Galería de manera esporádica, es decir, cuando hay algún animal muerto llegan y lo preparan para llevárselo y consumirlo en otro lugar. Se llevan las extremidades y cabezas, por lo que en esta cueva encontramos sobre todo partes del tronco (vértebras, costillas, etc.) Los grupos que bajan a Galería llevan sus herramientas de piedra fabricadas fuera, ya que sólo hemos encontrado durante la excavación dichas herramientas y ninguna esquirla de las que se generan al tallarlas o bloques naturales de los que se extraen. En el año 1995 se halló un fragmento de cráneo y en 1976 un fragmento de mandíbula, ambos pertenecientes a la especie humana Homo heidelbergensis. Estos son los únicos restos humanos hallados hasta ahora.

Los animales que encontramos en esta cueva son caballos, ciervos, bisontes, rinocerontes y carnívoros como osos, leones, cuones, zorros, linces y gatos monteses. Sabemos que los osos usaron este sitio para vivir, ya que en las paredes de la Covacha de los Zarpazos aparecen las marcas de sus zarpas grabadas en la arcilla, y de ahí toma el nombre esta cueva. 

 Gran Dolina

Este es el tercer yacimiento situado en la Trinchera del Ferrocarril y seccionado por ésta, igual que la Sima del Elefante y Galería. Dolina presenta una secuencia estratigráfica de 16 m de potencia y está dividida en 11 niveles, siendo TD1, situado en la parte basal, el más antiguo, y TD11 el más moderno (gráfico de los niveles en formato PDF). En este yacimiento se comienza a excavar unos pocos metros cuadrados en TD11 durante los años 80, encontrándose restos de industria lítica y fauna, por lo que en 1992 se prepara en este mismo nivel una superficie de 100 m para poder extraer mayor información sobre las ocupaciones. De TD 1 a TD 7 son niveles del Pleistoceno Inferior (entre 1.000.000 y 780.000 años), y de TD8 a TD11 corresponden al del Pleistoceno Medio (780.000 y de 120.000 años de antigüedad).

En 1990 y 1991 se interviene de urgencia en el nivel TD4 ya que corría el riesgo de desaparecer y perderse así información. La sorpresa fue encontrar en este nivel datado en 900.000 años restos de fauna y de industria lítica. Era la primera evidencia de que en épocas tan remotas la Península había estado ocupada, por lo que se decide realizar un sondeo de 6 metros desde TD11 hasta TD3, que finaliza en 1999 y gracias al cual se conoce parte de todos los niveles de esta cueva, que hasta el momento ha deparado grandes sorpresas.
TD11, con un espesor de casi 2 metros, ocupa un lapso temporal entre 350.000 y 200.000 años. Ya ha sido excavado en extensión, recuperándose industria lítica perteneciente a un Modo 3 y fauna. Se han hallado restos de talla y bloques de los que se extraen las herramientas, por lo que se sabe que los grupos que visitan este nivel fabrican allí sus herramientas. TD10, datado en torno a 370.000 años, está siendo excavado actualmente y se advierte un intenso uso y ocupación de la cavidad a juzgar por la cantidad de restos líticos y de fauna que aparecen. TD9 corresponde a un momento en que Dolina tuvo difícil acceso y aparece como estéril, ya que no se encuentran indicios de ocupaciones antrópicas sino sólo murcielaguina (excrementos de murciélago). TD8, con 600.000 años, y TD7 conserva restos de caballos, jabalíes, rinocerontes, corzos, bisontes, etc. y tan sólo una lasca de cuarzo en este último.

La gran sorpresa nos la trae la excavación del sondeo en TD6 durante 1994, en donde se recuperan carcasas de animales, instrumentos líticos del Modo 1 y los restos de su fabricación y frutos fosilizados como almez, que nos indican que hace 800.000 años los grupos que vivían en la sierra cazan y recolectan. Junto a todo esto aparecen 85 restos humanos muy fragmentados, correspondientes a diferentes partes esqueléticas de seis individuos. El análisis tafonómico de este nivel concluye que los agentes responsables de tal acumulación son seres humanos, por lo que podemos afirmar que TD6 actuó como un campamento residido por grupos humanos hace unos 800.000 años. Esto supone el reconocimiento de que Europa estaba habitada en estas fechas, la pregunta es: ¿quiénes eran estos homínidos?

El estudio de los restos humanos atestigua que se trata de una especie nueva perteneciente a las primeras poblaciones llegadas al continente europeo y antecesora común de neandertales y sapiens, que ha sido bautizada como Homo antecessor, explorador o pionero que se adentró en Europa desde África hace un millón de años.
 
Al estudiar detenidamente los restos de antecessor se vieron marcas de corte en los huesos realizadas con herramientas líticas, exactamente igual que las halladas en los restos óseos de los animales, por lo que las investigaciones han podido demostrar que se trata de canibalismo. Los excepcionales hallazgos de la campaña 2006 en el yacimiento de Gran Dolina demuestran que hace 800.000 años sucedió un festín caníbal. Al menos 10 individuos, la mayoría niños, fueron devorados por sus congéneres. Todos los indicios sugieren que un campamento de Homo antecessor fue atacado por miembros de otro grupo. Se trata de las evidencias más antiguas de antropofagia de la historia de la humanidad.

El yacimiento continúa ocupado en TD5, 4 y 3, siendo TD2 y 1 arqueopaleontológicamente estériles, ya que corresponden a momentos en los que la cueva se encontraba cerrada al exterior.

En la actualidad se siguen recuperando restos de Homo antecessor en el nivel 6 que en un futuro este nivel se excavará en extensión, por otro lado se sigue excavando en extensión el nivel 10 donde están apareciendo abundantes restos de industria lítica y de fauna de más de 300.000 años. 

El Portalón

El Portalón corresponde a la entrada del Complejo de Cueva Mayor y contiene ocupaciones del Bajo Imperio Romano, Bronce y Eneolítico. En la pared situada enfrente de su entrada se observa una controvertida pintura rupestre. Esta cueva, conocida desde antiguo fue intervenida en 1972 por el profesor de Arizona G. A. Clark, quien excavó una potencia de 2 de los 9 metros constatados. Desde este año y hasta 1983 será J. Mª Apellániz quien se encarga de realizar once campañas de trabajo cuyos materiales se estudian en la actualidad.

En el año 2000 una parte del equipo investigador de Atapuerca se decide a retomar esta excavación. Sabemos que hace 4.000 años las poblaciones de la Edad del Bronce la comienzan a habitar dejándonos testigos de sus actividades que son pastoreo, agricultura y algo de caza.

Se han recuperado restos cerámicos (cuencos, tacitas carenadas, ollas globulares, etc.), algunos de ellos decorados con motivos en zig-zag y espigas, así como las espátulas y punzones de hueso y bronce que sirven para este fin, herramientas líticas y puntas de flecha, botones y cuentas de collar realizadas sobre marfil, asta o hueso. La fauna que se exhuma es doméstica (caballo, vaca, cabra), animales salvajes como jabalí, ciervo, castor y algunas aves. 
En un principio el equipo de excavación se dedicó a la limpieza de la antigua cata, documentación de su estratigrafía y creación de la infraestructura necesaria para comenzar a trabajar en este yacimiento holoceno, que nos ayudará a completar la secuencia prehistórica de la Sierra.

La campaña de excavación de 2007 en el Portalón de Cueva Mayor se ha centrado en los niveles de ocupación de del Calcolítico. Esta campaña ha mostrado la existencia de un rico paquete en donde abundan los restos óseos de ovicárpidos, bóvidos y équidos. Grandes vasijas de cerámicas de almacenamiento se entremezclan con pequeños cuencos lisos y decorados. Destaca la gran variedad de objetos de huesos trabajados, como botones de perforación en “V” de mafil, punzones y puntas de flecha, cuentas de collar tanto de huesos como de cerámicas, o de conchas o dentalium.

Galería del Sílex

La Galería del Sílex forma parte del nivel superior del Sistema Cueva Mayor-Cueva del Silo, aunque un hundimiento de la bóveda, al Este del Portalón de Cueva Mayor, la dejó aislada del resto de la cavidad, hasta que en noviembre de 1972 el derrumbe fue desobstruido por miembros del Grupo Espeleológico Edelweiss, descubriendo un santuario prehistórico que había permanecido intacto desde la Edad del Bronce, cuando la entrada original (diferente a la actual) utilizada durante el Neolítico y la Edad del Bronce también se vio cegada por otro derrumbe.

Sus paredes conservan numerosos paneles de arte rupestre postpaleolítico, que pueden adscribirse al arte esquemático-abstracto característico de numerosas cuevas de la Meseta Norte y del borde meridional de la Cordillera Cantábrica, del que sus ejemplos más importantes serían la propia Galería del Sílex y Ojo Guareña.

Mayoritariamente se trata de grabados muy finos, aunque también existen buenos ejemplos de pinturas rojas y negras, especialmente notorias en el denominado Gran Panel. Destacan por su abundancia las figuras antropomorfas, en la mayoría de los casos se trata de figuras aisladas, frecuentemente con los brazos levantados y cubierta su cintura por un “faldellín”, destacando una de ellas, con unas “pesas” colgando de los brazos, por su gran similitud con la aplicada, en relieve, sobre un gran vaso cerámico que se pudo recuperar frente al Gran Panel, en numerosos fragmentos esparcidos por la galería.

En ocasiones aparecen asociadas a figuras zoomorfas, en lo que podrían interpretarse como escenas de domesticación que nos hablarían de los primeros ganaderos, mientras que en otros casos parecen portar armas (en una ocasión en la cintura, en otras dos un arco, en un tercer caso arrojándola,…). 
Otro panel presenta grabados dos soles junto a la representación de un símbolo que recuerda a una espiga, probable referencia a la importancia de la agricultura en estas sociedades. La mayoría de los grabados son símbolos tales como retículas, zigzags, líneas paralelas,…

Frente al Gran Panel también destaca la existencia de los “círculos de piedras”, espacios artificiales que recuerdan los fondos de cabañas pero sin ningún material arqueológico en su interior, algo que contrasta con el resto de la galería, que se encontraba absolutamente repleta de vestigios arqueológicos, especialmente los fragmentos de centenares de vasos cerámicos rotos intencionadamente y esparcidos por la mayor parte de la galería, incluidos los lugares más insospechados, e incluso de muy difícil acceso.

En el tramo inicial, el comprendido entre ambas entradas, se localizan numerosos restos humanos que, en su mayor parte, parecen proceder de alguna zona más elevada, relacionada con la entrada prehistórica, habiéndose desplazado hacia este lugar rodando por el cono de derrubios que acabó por obstruir este acceso, aunque en otros casos se trata de inhumaciones localizadas, más o menos, in situ. En otros lugares de la cueva se concentran restos humanos, correspondientes a esqueletos incompletos, generalmente de individuos infantiles, que han sido depositados intencionadamente en el lugar. Al menos en uno de los casos, se observaron raspados intencionados en los huesos. En el fondo de una de las simas se localizaron dos esqueletos completos, seguramente producto de sendos accidentes.
 
PINTURAS RUPESTRES

También aparecen abundantes restos de fauna doméstica (caballo, vaca, cerdo, perro, oveja, cabra,..) y de fauna salvaje (oso, ciervo, jabalí, zorro, liebre,…). Entre la industria lítica, tanto en hueso como en sílex, destacan los punzones, puntas de flecha, cuchillos, dientes de hoz, destacando la existencia de una importante explotación minera de los nódulos de sílex del final de la galería, tanto incrustados en la caliza, como intercalados entre los sedimentos de la sima final.

También se localizan tres silos y una gran presa, aparentemente para retener el agua, aunque no podamos estar seguros de si llegaron a cumplir con su presunta funcionalidad. 

Sima de los Huesos

Este yacimiento pertenece al complejo kárstico de Cueva Mayor – Cueva del Silo. En la actualidad para acceder a este yacimiento hay que recorrer durante 500 metros Cueva Mayor, complejo al que pertenece, hasta llegar a un pozo de 13 metros de profundidad, al fondo del cual se encuentra albergado uno de los más importantes depósitos fosilíferos del mundo, con una cronología de unos 500.000 años. Se trata de la mayor acumulación de fósiles humanos de la historia.

Hoy sabemos la riqueza de este sitio, pero los comienzos fueron duros e inciertos. En 1976 Trinidad Torres se encuentra en la Sima recogiendo restos de oso y a la vez recupera también varios fragmentos óseos humanos que entregará a Emiliano Aguirre, quien se percibe del potencial de esta cavidad y comienza a intervenirla. En 1983 el equipo de Emiliano comienza a limpiar la Sima, que estaba convertida en un basurero con sedimento revuelto, y hay que esperar hasta 1984 para llegar a la parte intacta. Comienzan a salir decenas de fósiles humanos y se empieza a valorar la importancia de la Sima, no sólo porque los restos sean significativos cualitativamente, sino también cuantitativamente. Este lugar contiene numerosos individuos de la especie Homo heidelbergensis. La exhumación de restos continúa hasta que en 1992 llegan grandes sorpresas. Durante la campaña de este año aparecieron un cráneo completo bautizado como Agamenón (el cráneo 4), Miguelón o cráneo 5, que es el más completo del registro fósil mundial, y el cráneo 6, que se restauró en el laboratorio, ya que había salido en muchos fragmentos. También aparecieron huesos del oído medio como el yunque, martillo y estribo. El verano siguiente se recuperó la mandíbula de Miguelón. 
Hasta ahora se han recuperado restos de casi una treintena de individuos en este pequeño tabernáculo kárstico. Gracias al estudio de los mismos sabemos bastante sobre estos pobladores de la sierra. Medían 1,75 metros los varones y 1,70 metros las hembras. Conocemos algunas de las dolencias que padecen como el fuerte desgaste dental propiciado seguramente por la ingesta de frutos o vegetales sin cocinar, pero por el contrario no se ha visto ni una sola caries. Estos hombres son diestros y usan palillos de dientes. El individuo del cráneo 5 murió seguramente de septicemia, ya que se le ha detectado una infección bucal que al no ser paliada se generalizó. Agamenón o el cráneo 4 presenta los canales auditivos tapados, por lo que inferimos su sordera antigua. Podemos afirmar que en general tienen buena salud, y a excepción de los “chichones” que presentan los cráneos, no hay señales de grandes traumatismos óseos. 
Se ha podido determinar el sexo en 18 individuos, la mitad mujeres, y también su edad. No hay menores de 3 años, pero a la Sima llegaron individuos menores de 13 años, adolescentes de entre 13 y 17 años (la edad mejor representada), y sólo 3 de superan los 30 años de edad. De su modo de vida conocemos que eran cazadores-recolectores, pero no por este yacimiento, ya que en él sólo aparecen asociados restos de osos, león, lince, gato montés y comadrejas. La explicación sobre la gran acumulación de cadáveres en este sitio ha sido y va a ser muy debatida. Claramente la Sima no sirvió como lugar de habitación, ya que no hemos encontrado restos de instrumentos ni de herbívoros que, como en los demás yacimientos, así lo indique. Se han barajado varias hipótesis, y en 1998 se confirmó una de ellas gracias al hallazgo de un hacha de mano denominada Excalibur, la única herramienta hallada en este yacimiento. Por ello el equipo de investigación de Atapuerca apoya la hipótesis de que la Sima de los Huesos es una acumulación intencional de cadáveres. Esto significa que posiblemente nos encontremos frente al testimonio más antiguo de un comportamiento simbólico, quizás funerario, de la historia de la humanidad.

En el año 2006 además de más de 160 restos humanos hallados se descubrió el decimoquinto cráneo. En la campaña de excavaciones de 2007 ofreció un nuevo cráneo de 500.000 años de antigüedad. El cráneo 16 cuenta con dos piezas del oído, un parietal y un frontal de una chica joven. 
 
  Cueva del Mirador

Esta cueva pertenece al Complejo Cueva Mayor. Su boca se encuentra orientada hacia la Sierra de la Demanda y se comienza a excavar por primera vez en el año 1999. Si nos situamos en su entrada, de espaldas a ella, podremos observar, al igual que los grupos holocenos que la utilizaron, el punto más estrecho del valle del Arlanzón, entre la Sierra y los Páramos. Mirador es una cavidad o una sala de unos 23 metros de anchura por unos 15 de profundidad, de los cuales se interviene en una pequeña cata de 6 metros cuadrados y en la que por el momento se ha profundizado unos 10 metros.

Lo primero que se hizo en este yacimiento fue limpiar la superficie de restos modernos y medievales, que se encontraban dispersos y revueltos, y crear una infraestructura básica para comenzar la intervención. En la Cueva del Mirador se han documentado niveles de períodos de la Edad del Bronce, neolítico y paleolítico superior, comprendiendo un intervalo cronológico entre hace unos 3000 y 12000 años. La cueva ha sido usada como lugar de estabulación de ganado ovicaprino complementado con porcino, vacuno y caballar, que se alimentaba pastando en zonas seguramente no muy alejadas de la entrada.

Lo que se exhuma exactamente son restos de cenizas que corresponden a la quema de excrementos de animales y paja. Junto a éstos aparecen herramientas líticas como algún diente de hoz que, sumado a los restos de granos de cereal carbonizados, nos habla claramente de actividades agrícolas, y restos de cuencos, ollas globulares y vasos cerámicos. Merece la pena resaltar que también aparece un hacha de rebordes de tendencia rectangular, elaborada a partir de la fusión de cobre y estaño. Sabemos por tanto que se dedican a labores agropecuarias sin abandonar la caza (se han recuperado restos de jabalí, ciervo y conejo) ni la recolección. 
Por debajo del paquete sedimentario de la Edad del Bronce, en el que encontramos cenizas y lo que parecen suelos de ocupación –ya que no se corresponden a excrementos ni paja quemados sino a depósitos sedimentarios que contienen industria y cerámica–, encontramos un enterramiento consistente en una fosa que albergaba al menos a seis individuos que sufrieron una manipulación previa a su enterramiento. En este lugar, el nivel 4, es donde se han encontrado fósiles humanos, unos 200 restos tanto osos como dentales de al menos 6 individuos de hace 3800 años, Homo sapiens. No aparecen todas las partes del cuerpo, lo que indica una inhumación de tipo secundario. Los huesos largos están fracturados y los cráneos han sido seccionados, apareciendo sólo el neurocráneo, lo que se denomina “cráneo-copa”. Estos restos de los seis individuos hallados tienen un tratamiento igual, con marcas de corte en los huesos, lo cual nos indica que es un canibalismo de consumo (gastronómico), ya que estas marcas indican que han despellejado y fracturado los cuerpos para comérselos e incluso se ha extraído la medula ósea de los huesos.

Por debajo de esta fosa aparece una fina capa de sedimento estéril, es decir, que se corresponde a un lapso de tiempo que la cueva no estuvo ocupada de aproximadamente 1.400 años. Inmediatamente debajo aparecen las ocupaciones neolíticas, que son parecidas a las de la Edad del Bronce, superponiéndose capas de quema de excrementos y paja con otras que contienen sedimentos con industria y cerámica. También la Cueva del Mirador nos ayuda a conocer las primeras poblaciones de agricultores y ganaderos de la Meseta.
El Hombre de Atapuerca ocupó Gran Bretaña
El Hombre de Atapuerca se está haciendo cada vez más europeo. Los responsables del yacimiento burgalés han encontrado herramientas de más de 1,3 millones de años, lo que atrasa la fecha en la que el Homo antecessor, considerado el primer europeo, llegó a la sierra de Burgos.
Su rastro se pierde hace unos 800.000 años. Ahora, un grupo de paleoantropólogos británicos ha encontrado restos que sugieren que, antes de desaparecer, el antecessor pudo ser el primer humano que se asomó al Támesis.


El batir del mar durante eras en las playas del este de Inglaterra ha destapado el tesoro. Se trata de una fina línea de sedimentos con 78 herramientas de sílex muy afiladas. Son el testimonio inequívoco de presencia humana. Su edad, de entre 860.000 y 970.000 años, apuntan a un candidato claro.


"Lo más probable es que el que talló estas piedras fuese un antecessor, pues era la especie que más cerca estaba de Inglaterra, y su rango de edad en Atapuerca encaja perfectamente con el nuestro", explica Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres y uno de los responsables de las excavaciones en los arenales de Happisburgh, donde han aparecido los restos.


Por ahora se trata sólo de una hipótesis, pues aún no se han hallado fósiles humanos como los que han aparecido en Atapuerca. Sin embargo, los colegas españoles de Stringer lo tienen claro.


"Obviamente se trata de restos de antecessor", aventura Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca. "Si se encuentran restos humanos se confirmará aún más que esta es la primera especie humana hecha en Europa y adaptada a este continente", detalla.


La población humana destapada por Stringer y descrita en Nature es la más antigua hallada hasta el momento en el norte de Europa.


CONEXIÓN BURGOS-HAPPISBURG


La conexión Burgos-Happisburgh es plausible. Las herramientas halladas en Reino Unido "son comparables a las del antecessor y su tecnología es similar", acepta Stringer. Quienesquiera que fueran, los primeros humanos de Inglaterra pasaban las mismas fatigas que los antecessor de Burgos. "Su forma de vida pudo ser muy similar", explica Stringer. "Eran cazadores recolectores, tomaban carne de animales muertos o incluso los cazaban", detalla.


También hay grandes diferencias. El misterioso poblador británico habitó bosques de pinos similares a los del sur de Escandinavia. Sus herramientas han aparecido junto a restos de mamuts y caballos primitivos, así como especies de ciervos y roedores extintos. El lugar no podría ser más emblemático, pues se encontraba a orillas del Támesis, que en aquella época pasaba a 150 kilómetros al norte de lo que hoy es Londres.


"Los restos demuestran que eran muy inteligentes", opina Mike Field, investigador de la Universidad de Leiden (Holanda) y coautor del estudio. "Hubieran sido muy buenos biólogos, pues sabían identificar y trabajar las mejores piedras y las mejores plantas en su provecho", detalla.


Los expertos creen que estos pobladores aprovecharon un periodo de clima más cálido para llegar hasta Gran Bretaña desde refugios cálidos en Europa como el de Atapuerca. Cruzaron por un pasillo de tierra natural que desapareció hace 450.000 años. Supieron adaptarse al frío y la vida en nuevos bosques. "Eran poblaciones pequeñas y móviles; en épocas más frías pudieron volver a migrar hacia el continente, tal vez hacia lo que hoy es Holanda", detalla Field.


Atapuerca era por aquel tiempo una especie de sabana mediterránea. Las antiguas cuevas que habitaron los antecessor están hoy llenas de sedimentos y, de no ser por las voladuras realizadas a finales del siglo XIX para construir un ferrocarril, seguirían a decenas de metros bajo tierra. De uno de los yacimientos más antiguos del lugar, la Sima del Elefante, acaban de salir dos herramientas líticas que parecen indicar que la presencia de los humanos en este lugar es más antigua de lo que se pensaba. Los responsables del yacimiento presentarán estos y otros hallazgos y recogerán los bártulos hasta 2011. "Tengo muy buen olfato y creo que el año que viene puede haber sorpresas ", aventura Carbonell.


Sus homólogos ingleses no tienen tantas esperanzas. "Nuestro yacimiento fue un lugar de actividad en la ribera, pero aquellos humanos no vivían aquí", comenta Field. Los expertos creen que los asentamientos estaban tierra adentro, en el corazón del bosque, donde hoy extraer fósiles es casi imposible. Si el hielo de las glaciaciones no los ha arruinado, los excavadores tendrían que abrirse paso a través un lecho de roca para encontrarlos. "Sería un trabajo ímprobo", explica Stringer. "Por el momento vamos a concentrarnos en la ribera, donde esperamos encontrar huesos humanos algún día", concluye.


Autor:   Nuño Domínguez 

Los primos británicos del hombre de Atapuerca


El anuncio del descubrimiento en 1994 de los restos del Homo antecessor, de 800.000 años de antigüedad, en la sierra de Atapuerca, supuso una revolución en lo que sabíamos hasta entonces de la evolución humana. Ahora, científicos británicos creen que humanos tan antiguos como nuestro hombre burgalés se establecieron en la costa de Happisburgh, Norfolk (Gran Bretaña) y que muy bien pudieron estar relacionados.
No existen, de momento, restos fósiles que puedan confirmar ese impresionante parentesco, pero los investigadores sí se creen en disposición de afirmar una cosa: los seres humanos llegaron a tierras británicas, el primer asentamiento del norte de Europa después de que salieran de África, al menos 100.000 años antes de lo que se creía. Hasta ahora, se pensaba que, en esa época, nuestros antepasados no habían cruzado los Pirineos y los Alpes.

La investigación, publicada por la revista Nature, ha sido llevada a cabo por científicos del Museo de Historia Natural de Londres, el Museo Británico y la Universidad de Londres, entre otras entidades. Los científicos descubrieron 70 herramientas de sílex en las excavaciones de la costa de Happisburgh.

«Estos hallazgos son de lejos la evidencia más antigua conocida de seres humanos en Gran Bretaña, que data de al menos 100.000 años antes que los descubrimientos anteriores», explica Chris Stringer, jefe de investigación de los Orígenes Humanos en el Museo de Historia Natural. El hallazgo «tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión del comportamiento humano, de su adaptación y supervivencia». Hasta ahora, las primeras evidencias de nuestra huella en Gran Bretaña se situaban en Pakefield (Suffolk) hace unos 700.000 años, cuando, por un breve período, el clima era comparable con el Mediterráneo actual. Los resultados de Happisburgh amplían esa presencia aún más allá en el tiempo.

MAMUTS Y TIGRES DIENTES DE SABLE

Los artefactos encontrados también indican cómo era la zona en esa época. El sitio se encontraba en un antiguo cauce del río Támesis, con piscinas de agua dulce, marismas y un bosque de coníferas. Allí se reproducían una gama diversa de herbívoros, como el mamut, el rinoceronte y el caballo. Entre los depredadores había hienas, tigres dientes de sable y, por supuesto, el ser humano.

Los investigadores creen que los humanos que hicieron estas herramientas podrían estar relacionados con el Homo antecessor de Atapuerca. «La cuestión de la ocupación más temprana de Europa ha sido el centro de acalorados debates en los círculos arqueológicos del siglo pasado», comenta Stringer. «Por eso tratamos de construir un calendario detallado de la presencia humana en Gran Bretaña y la Europa continental durante el Pleistoceno, pero esa ocupación fue muy episódica y, en muchas regiones, la ausencia parece haber sido la regla».
 

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