El Cuaternario del África occidental española
En cuanto al Sáhara Español, los estudios geológicos, sobre todo los referentes a esta época Cuaternaria, contemporánea a la vida del hombre sobre la tierra, están sólo iniciados, principalmente por E. y F. Hernández-Pacheco y Alía Medina.
Este último autor ha expuesto un ensayo sobre la evolución de nuestros territorios durante el Cuaternario, principalmente a base de sus observaciones en las terrazas fluviales del norte (ríos Dráa y Xebica) y en las dunas fosilizadas del Aguerguer. Queremos brevemente resumir aquí los puntos de vista de Alía Medina. La más antigua formación cuaternaria corresponde a la llamada por él terraza marina alta. Se formaría después de la cobertura o plataforma miopliocénica, a la cual corresponden todas aquellas extensas llanuras litorales del Sáhara Español. Entonces la costa sufre un levantamiento general, iniciándose, en las tierras emergidas sobre el mar, claros fenómenos de erosión, y se forman las terrazas fluviales de 60-65 m. del Dráa y del Xebica. No se poseen aún datos sobre la época de este período ni sobre las condiciones climáticas, fauna y flora del país. El citado autor indica que todo esto acaecería antes del Tirreniense, y que el clima sería de tipo subpluvial para las regiones septentrionales y subdesértico para las que se extienden en nuestro territorio al sur de la depresión de la Saguía el Hamra (fig. 2 A).
Este último autor ha expuesto un ensayo sobre la evolución de nuestros territorios durante el Cuaternario, principalmente a base de sus observaciones en las terrazas fluviales del norte (ríos Dráa y Xebica) y en las dunas fosilizadas del Aguerguer. Queremos brevemente resumir aquí los puntos de vista de Alía Medina. La más antigua formación cuaternaria corresponde a la llamada por él terraza marina alta. Se formaría después de la cobertura o plataforma miopliocénica, a la cual corresponden todas aquellas extensas llanuras litorales del Sáhara Español. Entonces la costa sufre un levantamiento general, iniciándose, en las tierras emergidas sobre el mar, claros fenómenos de erosión, y se forman las terrazas fluviales de 60-65 m. del Dráa y del Xebica. No se poseen aún datos sobre la época de este período ni sobre las condiciones climáticas, fauna y flora del país. El citado autor indica que todo esto acaecería antes del Tirreniense, y que el clima sería de tipo subpluvial para las regiones septentrionales y subdesértico para las que se extienden en nuestro territorio al sur de la depresión de la Saguía el Hamra (fig. 2 A).
Un segundo momento estaría caracterizado por una etapa climática árida de sequedad y vientos que darían lugar a la formación de los campos de dunas del Aguerguer, que fosilizan la topografía anterior. Entonces debió reinar un clima subdesértico en las zonas septentrionales y desértico en las meridionales, correspondiendo tal etapa en el Sáhara el período interglaciar Riss-Würm, de Europa (fig. 2 B).
En un tercer período se han formado la terraza media de 25-35 M. y el acantilado costero, que este autor divide en dos partes. En la primera, se inicia un ligero movimiento de emersión, mientras debió reinar un clima de transición del período anterior a la fase húmeda siguiente, fosilizándose las arenas dunares y formándose la costra caliza más antigua que engarza conchas de Helix Gruveli Germain.
En la segunda fase de este período el levantamiento costero se hace más enérgico, formándose el fuerte acantilado costero, reinando, además, un clima más pluvioso, realizándose entonces los primeros surcos de erosión de las aguas en las areniscas dunares del Aguerguer. Ahora debió reinar un clima subdesértico en las zonas meridionales y subpluvial en las septentrionales, correspondiendo cronológicamente este período al final de la última glaciación Würmiense en Europa hasta la base de los tiempos neolíticos.
El cuarto período ha formado la terraza baja de 4 m sobre el curso de los ríos y de la playa de base de nuestro territorio, caracterizándose por la progresiva desertización actual, coincidiendo con un ligero levantamiento de las tierras, habiéndose ampliado los surcos de erosión, realizados por las aguas, en los períodos anteriores, a consecuencia de la acción de los vientos alisios hoy reinantes (fig. 2 D).
El establecimiento de estos cuatro períodos en el Cuaternario del Sáhara occidental no es sino un avance. Falta situar en ellos las diferentes industrias líticas que sabemos allí han reinado desde los orígenes del Cuaternario, a juzgar por los hallazgos franceses, sobre todo de las playas de Casablanca. Sólo entonces será posible establecer correlaciones más firmes con Europa en cuanto a posibles sincronismos de estos fenómenos, problema éste aun poco claro, como se ve al estudiar los trabajos ya reseñados sobre los períodos pluviales que se distinguen en los trópicos.
Tampoco sabemos gran cosa sobre la época en que se ha realizado la actual desertización del Sáhara Español. Los estudios paletnológicos deben ser completados por otros paleontológicos y paleobotánicos. Nada sabemos del lago de Tisquerrenz, al norte de nuestra zona, cuya fauna sería de gran interés conocer, y que solo por referencias sabemos existe con cierta abundancia, sin que nadie la haya estudiado hasta la fecha, Su estudio podría ampliar cuanto hemos dicho de otros lugares semejantes del Sáhara. Lo mismo quedan en varios lugares restos de plantas arbóreas aun por estudiar, en relación con las variaciones climáticas. De nuestras observaciones, meramente superficiales al atravesar el país y a base de las noticias recogidas referentes a tiempos históricos, nosotros creemos poder asegurar un continuo avance de la desertización, a juzgar por el ambiente físico y humano del país, según indican los documentos escritos, los cuales comienzan a reflejarnos la vida del desierto occidental desde el siglo XV a la época actual.
En un tercer período se han formado la terraza media de 25-35 M. y el acantilado costero, que este autor divide en dos partes. En la primera, se inicia un ligero movimiento de emersión, mientras debió reinar un clima de transición del período anterior a la fase húmeda siguiente, fosilizándose las arenas dunares y formándose la costra caliza más antigua que engarza conchas de Helix Gruveli Germain.
En la segunda fase de este período el levantamiento costero se hace más enérgico, formándose el fuerte acantilado costero, reinando, además, un clima más pluvioso, realizándose entonces los primeros surcos de erosión de las aguas en las areniscas dunares del Aguerguer. Ahora debió reinar un clima subdesértico en las zonas meridionales y subpluvial en las septentrionales, correspondiendo cronológicamente este período al final de la última glaciación Würmiense en Europa hasta la base de los tiempos neolíticos.
El cuarto período ha formado la terraza baja de 4 m sobre el curso de los ríos y de la playa de base de nuestro territorio, caracterizándose por la progresiva desertización actual, coincidiendo con un ligero levantamiento de las tierras, habiéndose ampliado los surcos de erosión, realizados por las aguas, en los períodos anteriores, a consecuencia de la acción de los vientos alisios hoy reinantes (fig. 2 D).
El establecimiento de estos cuatro períodos en el Cuaternario del Sáhara occidental no es sino un avance. Falta situar en ellos las diferentes industrias líticas que sabemos allí han reinado desde los orígenes del Cuaternario, a juzgar por los hallazgos franceses, sobre todo de las playas de Casablanca. Sólo entonces será posible establecer correlaciones más firmes con Europa en cuanto a posibles sincronismos de estos fenómenos, problema éste aun poco claro, como se ve al estudiar los trabajos ya reseñados sobre los períodos pluviales que se distinguen en los trópicos.
Tampoco sabemos gran cosa sobre la época en que se ha realizado la actual desertización del Sáhara Español. Los estudios paletnológicos deben ser completados por otros paleontológicos y paleobotánicos. Nada sabemos del lago de Tisquerrenz, al norte de nuestra zona, cuya fauna sería de gran interés conocer, y que solo por referencias sabemos existe con cierta abundancia, sin que nadie la haya estudiado hasta la fecha, Su estudio podría ampliar cuanto hemos dicho de otros lugares semejantes del Sáhara. Lo mismo quedan en varios lugares restos de plantas arbóreas aun por estudiar, en relación con las variaciones climáticas. De nuestras observaciones, meramente superficiales al atravesar el país y a base de las noticias recogidas referentes a tiempos históricos, nosotros creemos poder asegurar un continuo avance de la desertización, a juzgar por el ambiente físico y humano del país, según indican los documentos escritos, los cuales comienzan a reflejarnos la vida del desierto occidental desde el siglo XV a la época actual.
Es cosa segura que los árabes recorrieron el Sáhara en una época en que el desierto no era tan árido y en que los medios humanos de subsistencia debían ser mayores que hoy. La introducción del camello ha permitido subsistir en nuestros días una población exigua muy transformada ya por la fuerte semitización cultural y étnica, y que muy poco tiene que ver con los cazadores y agricultores del Neolítico de tradición capsiense, cultura que debió perdurar, hasta tiempos, muy recientes, en las regiones del interior, las más alejadas de las corrientes culturales históricas, las cuales sólo han podido influir siempre de una manera eficaz y directa los países costeros mediterráneos del África del norte.
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